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Espías de Castro explican en la televisión cubana su forma de operar contra los grupos disidentes

Una decena de agentes de la Seguridad del Estado, que estuvieron infiltrados en los grupos opositores a Fidel Castro hasta los juicios sumarísimos contra activistas de derechos humanos y periodistas independientes, aparecieron en la televisión cubana narrando la manera en que operaron. Cerca de ochenta disidentes han sido condenados a penas que, en conjunto, superan los 800 años.

Una decena de agentes de la Seguridad del Estado, que estuvieron infiltrados en los grupos opositores a Fidel Castro hasta los juicios sumarísimos contra activistas de derechos humanos y periodistas independientes, aparecieron en la televisión cubana narrando la manera en que operaron. Cerca de ochenta disidentes han sido condenados a penas que, en conjunto, superan los 800 años.
LD (Agencias) La televisión cubana presentó a cerca de una decena de agentes de la Seguridad del Estado que estuvieron infiltrados en grupos de la disidencia hasta los juicios sumarísimos contra los opositores celebrados la pasada semana. Todos ellos declararon en los juicios contra los “grupúsculos contrarrevolucionarios”, como han calificado las autoridades cubanas a los cerca de 80 disidentes detenidos y juzgados en los últimos días acusados de conspirar con EEUU. Manuel David Orrio, infiltrado en el grupo de periodistas independientes, resultó ser, desde hace once años, el “agente Miguel” de la Seguridad. Como homenaje de la dictadura a su trabajo, ha sido nombrado presidente de honor de los Comités de Defensa de la Revolución de su barrio, en La Habana. Los disidentes, dijo Orrio, “están terriblemente confundidos porque no saben cuántos Tanias, Vilmas, Octavios... (nombres de agentes infiltrados) hay, y no lo van a saber”.

Odilia Collazo, presidenta del Partido Pro-Derechos Humanos, que en realidad durante más de diez años fue la agente “Tania”, explicó que tenía pase abierto a la Sección de Intereses de EEUU (SINA) y que su función era pasar informes sobre denuncias de “supuestas” violaciones de derechos humanos en la isla. Relató que bajo la tapadera del Partido Pro-Derechos Humanos controlaba delegaciones en todo el país y que su función era “desbaratar el partido”. Admitió que la SINA no paga sueldos a los disidentes porque “cuida mucho su imagen”, pero señaló que “nos pagaban a través de las ONG que existen dentro de EEUU”. Los supuestos “pagos”, añadió, no sólo podían ser en efectivo sino en especie, con utensilios domésticos como canastillas de bebés, cazuelas, medicinas o ropas, con el objetivo de “comprar a las personas”. El “trabajo” de la oficina estadounidense, agregó, se dirigía principalmente a la juventud, porque “los jóvenes, a través de la historia, son los que hacen los cambios”.

Durante el programa, en el que se calificó a los disidentes de “mercenarios”, “grupúsculos contrarrevolucionarios” o “personas de baja catadura moral”, se destapó además otro “matrimonio de patriotas” homenajeado también para “lavar” su imagen. El marido de ese matrimonio es Pedro Luis Véliz, presidente del Colegio Médico Independiente de Cuba, que se identificó como el agente “Ernesto” y aseguró que su organización pretendía “desestabilizar” el sistema nacional de salud. Declaró que recibía de una organización médica de Miami alrededor de cien dólares mensuales, aunque “no siempre”. A partir de 2000, contó con la colaboración de su esposa, la agente “Gabriela”.

Odilia Godínez, “Vilma” para la Seguridad del Estado, era una estrecha colaboradora de Marta Beatriz Roque, líder de la “Asamblea para Promover la Sociedad Civil” y la única mujer de los opositores detenidos, condenada la pasada semana a 20 años de prisión. La agente participó, junto a Nestor Baguer, “Octavio”, tapado como presidente de la Sociedad Independiente de Periodistas, en un acto en la residencia del Jefe de la SINA, James Cason. “La seguridad del Estado estaba allí (en casa de Cason), probando que utilizan su casa para hacer contrarrevolución”, dijo “Vilma”, quien presentó también a otra supuesta disidente pero que en realidad era “colaboradora en múltiples actividades”. Según Godínez, los grupos disidentes con los que trató son pequeños, “algunos no pasaron de diez personas”, y sus miembros “lograron vivir por encima del pueblo”.

“Vilma” declaró haber recibido entre 600 y 700 dólares de organizaciones radicadas en Miami que, según su versión, se encargan de enviar fondos a los “contrarrevolucionarios” a través de diferentes vías. El objetivo de la Sección de Intereses de EEUU en Cuba es, a su juicio, “buscar la unión de la contrarrevolución para crear una 'quinta columna' capaz de derrocar la revolución”.

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