La relación entre Alan García y Alberto Fujimori comenzó allá por el año 1990 cuando se celebraban las elecciones presidenciales. El gran favorito era Mario Vargas Llosa que irrumpió en la política peruana cuando el entonces presidente García -en su primer gobierno- intentó nacionalizar la banca. Esto generó la protesta generalizada en el país, incluida la del escritor que encabezó una alianza política que se convirtió rápidamente en la gran favorito.
Sin embargo, todo cambió cuando un tal Alberto Fujimori irrumpió como la gran sorpresa y outsider de turno. García vio entonces la gran oportunidad para evitar que su entonces gran enemigo Vargas Llosa se hiciera con la presidencia, lo que le hubiera traído sin dudas graves problemas judiciales. Comenzó así el gran apoyo gubernamental a la candidatura de Cambio 90 con spots publicitarios que demonizaban a Vargas Llosa acusándole de querer impulsar un shock económico -algo que éste nunca negó e incluso anunció- para levantar al destruido país que había dejado García. Eso le dio la presidencia a Fujimori, que siempre rechazó ese plan económico aunque finalmente hizo lo mismo con el recordado "que Dios nos ayude".
Ahora, parece ser que esa buena relación se renueva pese que García se declaró perseguido por el gobierno autoritario de Fujimori y su asesor personal, Vladimiro Montesinos. El presidente ha afirmado que está dispuesto a someter a consulta popular la posibilidad de indultar a Fujimori en caso de que su estado de salud empeore, al tiempo que ha dejado claro que sería una decisión que no dependerá directamente de su Gobierno. "Solamente (lo indultaría por) una enfermedad terrible, me niego a ser un carcelero cruel", ha asegurado García en una entrevista divulgada el domingo por el diario peruano 'El Comercio'. "Si la situación se agravara habría que consultar con el país porque es un tema nacional, eso no depende de mí", ha enfatizado.
La posibilidad de que sea indultado ha estado siempre latente y ha sido una demanda constante de los fujimoristas que creen que la sentencia fue injusta porque no toma en cuenta que el ex mandatario estaba tratando de acabar con los grupos terroristas. A este respecto, García ha dicho que no considera que la condena contra Fujimori sea excesiva. "Es verdad que había una situación casi antidemocrática con Sendero (Luminoso), una insurrección de desobediencia civil además muy grande, crisis mundial y económica dentro del Perú, pero todo eso pudo haberse solucionado de otra manera", ha indicado.
García ha asegurado que no guarda rencor contra el ex mandatario que durante su Gobierno le prohibió viajar a Perú a enterrar los restos de su padre. "Uno no puede vivir eternamente con el rencor porque si no destruyes tu alma. Si yo estuviera tramando, odiando a Fujimori, odiando a los candidatos sería un pobre diablo desesperado", ha expresado.
Esta nueva posición del presidente García no haría sino confirmar lo que muchos piensan en el Perú en esta campaña electoral: que el presidente y su partido el APRA, que ya no tiene candidato presidencial, podrían dar su apoyo tanto a Keiko Fujimori como al ex alcalde de Lima, Luis Castañeda Lossio, según quién pase a la segunda vuelta, seguramente -o al menos eso dicen por ahora las encuestas- contra Alejandro Toledo.