Hasta ahora, la velocidad límite en Reino Unido era inferior a la de España: 70 millas por hora, es decir, 112 kilómetros por hora frente a los 120 kilómetros por hora. Pero la situación puede invertirse en poco tiempo: mientras en nuestro país, tras una decisión que casi nadie comprende, la velocidad máxima descenderá hasta los 110 kilómetros por hora, en Londres se estudia ahora aumentarla hasta los 80 millas, es decir, 128 kilómetros por hora.
El Secretario de Transporte, Philip Hammond, apuntó esta semana que están contemplando la posibilidad de incrementar la velocidad con el fin de relanzar la economía acortando los tiempos de desplazamiento. Hammond enfatizó que Reino Unido tiene unas de las carreteras más seguras de Europa y aseguró que la seguridad no puede ser el único factor para decidir sobre la velocidad de circulación máxima. En su opinión, también deben influir factores económicos que serían, en este caso, opuestos a los que se esgrimen desde España.
Entre las propuestas de Hammond se encuentra también la de variar los límites de velocidad según el tráfico de las autovías –se incrementaría cuando las carreteras estuvieran vacías-.
La sugerencia lanzada desde el Gobierno de Cameron coincide en el tiempo con el anuncio de Holanda de que incrementará la velocidad hasta los 130 kilómetros por hora.