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Un admirador de Stalin que mantiene activo el KGB y odia a Occidente

El presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko, reelegido en los comicios del domingo, es un locuaz orador, admirador confeso de Stalin y enemigo acérrimo de Occidente, al que acusa de todos los males que acechan a su pueblo. "No soy un dictador. Eso sería imposible en el corazón de Europa. (El presidente estadounidense, George) Bush sí es el primer terrorista de nuestra planeta", declaró Lukashenko tras depositar su voto en los terceros comicios presidenciales de la historia de Bielorrusia.

El presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko, reelegido en los comicios del domingo, es un locuaz orador, admirador confeso de Stalin y enemigo acérrimo de Occidente, al que acusa de todos los males que acechan a su pueblo. "No soy un dictador. Eso sería imposible en el corazón de Europa. (El presidente estadounidense, George) Bush sí es el primer terrorista de nuestra planeta", declaró Lukashenko tras depositar su voto en los terceros comicios presidenciales de la historia de Bielorrusia.
L D (EFE) Lukashenko, en el poder desde 1994, nunca ha ocultado que prefiere la compañía del vecino del norte, Rusia, país con el que pretende crear una Unión Estatal.

"Nosotros, los soviéticos, nos rebelamos contra la opresión en la Segunda Guerra Mundial. Occidente no puede darme lecciones de derechos humanos. Ellos han derramado sangre en Oriente Medio, Afganistán, Irak y Yugoslavia", sentenció durante la campana electoral.

Esa clase de declaraciones son las que le han valido la animadversión de las cancillerías occidentales, que recelan de su política autoritaria teñida de aislacionismo.

El presidente, que estará al timón de Bielorrusia hasta 2011, es muy consciente de la importancia geográfica de Bielorrusia, como país de tránsito para el gas ruso con destino a Europa. "Somos un país independiente. Por eso, Washington y Bruselas desean mi derrota", asegura el líder bielorruso, muy crítico con el imperialismo estadounidense y el expansionismo de la OTAN hasta sus fronteras.

Lukashenko fue miembro de las Juventudes Comunistas y director de una granja colectiva (koljoz) antes de acceder al Soviet Supremo unos meses antes de la independencia de Bielorrusia, en agosto de 1991. Desde su llegada al poder tras la victoria en las primeras elecciones presidenciales de la historia bielorrusa, Lukashenko se mostró partidario de la mano dura contra los oligarcas para evitar el saqueo de las propiedades del Estado, como ocurrió en Rusia y otras repúblicas de la extinta Unión Soviética.

Esas elecciones las ganó en la segunda vuelta denunciando la rampante corrupción entre los funcionarios y empresarios, mientras que en 2001 ganó por mayoría absoluta. Para controlar el poder, Lukashenko se apoya en el KGB (servicios secretos), la única república ex soviética donde aún ostenta tal nombre y que está acusado de la desaparición de periodistas, políticos y empresarios.

Haciendo caso omiso de las advertencias de sanciones de Occidente, Lukashenko reformó en octubre de 1994 la Constitución, mediante un plebiscito calificado de fraudulento por los observadores internacionales, para poder postular a un tercer mandato. "Que no me dan visado para ir a Bruselas. Tampoco quiero ir. Pero ellos están invitados a visitar Bielorrusia, lo que no se es como saldrán", replicó.

Lukashenko, conocido popularmente como "batka" (papá), cimenta su programa político en la estabilidad frente a la incertidumbre a la que se vio abocada Ucrania tras la Victoria de la oposición en la Revolución Naranja. "Nuestro presidente nos garantiza, orden y estabilidad. Mire Minsk, es la ciudad mas limpia de Europa. En cambio, en Rusia todo el mundo roba", repiten sus partidarios.

El líder bielorruso se escuda de las críticas de haber ahuyentado la inversión exterior en el crecimiento de la economía nacional, 9,2 por ciento en 2005, uno de los índices mas altos del continente. Otro de las factores que le han granjeado la enemistad de sus vecinos, Ucrania y Polonia, es su énfasis en el ruso como idioma oficial al mismo nivel que el bielorruso, que es, de hecho, una lengua de segunda. Lukashenko, padre de dos hijos, practica el hockey sobre hielo, el deporte nacional.

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