Desde su llegada el lunes, los medios de comunicación peruanos han concentrado buena parte de su tiempo a informar sobre la visita de los Príncipes de Asturias al Perú y cada una de las actividades que han venido realizando. La última ha sido su visita a la sureña ciudad de Arequipa donde han recorrido su centro histórico y el famoso solar colonial "Tambo de la Cabezona" del siglo XVIII que fue restaurado por la cooperación española después del terremoto que afectó la región en 2001.
Además de las actividades tanto en Lima como en Arequipa, la visita también se centró en el error de protocolo ocurrido cuando don Felipe y doña Letizia visitaron el martes al presidente Alan García en el Palacio de Gobierno, sede del Ejecutivo peruano ubicado en la Plaza Mayor de la capital. Ambos llegaron puntuales y en el momento de ser recibidos, Letizia fue "olvidada" por el jefe de protocolo mientras el Príncipe pasaba revista a la Guardia de Honor. Tal y como muestra el informe de América TV, la Princesa, visiblemente incómoda, intentó reubicarse y, después de solicitar ayuda fue llevada hasta la puerta principal del Palacio pasando por detrás de la tribuna de periodistas para incorporarse mientras se oían los acordes del himno español.
Después de este episodio, que algunos han achacado sencillamente a un malentendido, el presidente García quiso remediar el error y le ofreció su brazo a doña Letizia para pasar por la alfombra roja. Tras una breve conversación entre los Príncipes y el presidente, en la que las risas estuvieron presentes, el episodio se olvidó para que a la entrada de la sede presidencial, la princesa fuera recibida por una de las hijas de García.
Sin embargo, en Perú el hecho no ha pasado desapercibido. Muchos han pedido la dimisión del jefe del protocolo mientras que Fernán Altuve, experto en protocolo y protagonista de la pasada campaña electoral municipal al encabezar una de las listas, opinó que "se trata de un hecho realmente bochornoso que hace pasar un momento incómodo a una invitada innecesariamente". Sobre la reacción del presidente, señaló que lo que hizo fue "incomodarla más" en lo que en su opinión es el "protocolo García Pérez en el Perú de una república bananera".
Final de la visita en Arequipa
Antes de abandonar el país, el Príncipe ha calificado la visita de "fructífera" y "provechosa", algo que a su juicio ha permitido afianzar aún más los lazos entre España y Perú. Además, apuntó que se han sentido "como en casa" y han gozado de la "cordialidad" de los peruanos, del "esplendor de su historia y cultura", de sus paisajes y monumentos, de la "calidad" de su gastronomía y de "la nueva pujanza de su economía".
El Príncipe no quiso pasar por alto, en su último discurso del viaje, la belleza de Arequipa, su "aire limpio y luz única", la "paz y sosiego" del Monasterio de Santa Catalina, la historia de la ciudad y haber sido cuna del "pensamiento libre y de las vanguardias filosóficas, artísticas y culturales".
Así, no se olvidó de Vargas Llosa, nacido en dicha ciudad, de quien resaltó su compromiso con la libertad y los derechos humanos y al que definió como "creador de un universo propio, construido obra tras obra con el noble material de nuestra lengua común, sólida, hermosa y duradera" como –subrayó– el "sillar" de los edificios de Arequipa, la piedra volcánica blanca que los caracteriza. Y para concluir su estancia y la de su esposa, Doña Letizia, el Príncipe Felipe recordó "el llamamiento que hizo Mayta Cápac –quien según la leyenda está en el origen del nombre de la ciudad– cuando exclamó: Ari-que-pay", es decir, "quedémonos aquí".