L D (Agencias) El presidente José Luis Rodríguez Zapatero apoyó "nuevas medidas de financiación" para la iniciativa de aliviar la pobreza de los países más necesitados, pero hizo hincapié en que España abordará primero reducir el coste de envío de remesas de los emigrantes o el canje de deuda por educación. "Hay otras iniciativas como es la contribución solidaria en los billetes de avión. Eso es lo que tiene importancia. Unas cuotas que se van a aplicar por unos y por otros países", constató en rueda de prensa junto a los líderes de Francia, Brasil y Chile.
El primer ministro francés, Dominique de Villepin, avanzó que su Gobierno llevará próximamente una ley al Parlamento en la que se impone una tasa de cinco euros a los pasajeros que salgan de Francia con destino internacional y que se hará sin discriminación de compañías. En este sentido, propuso una cifra diferentes en el caso de los pasajeros de primera clase y preferente: 20 euros. En su opinión, se podrían conseguir 10.000 millones de euros al año, pero incluso si la cifra se quedase en los 3.000 millones ello ya supondría el doble del fondo mundial destinado a la lucha contra el VIH/Sida, malaria y tuberculosis. En la misma línea se expresó el presidente chileno, Ricardo Lagos, que indicó que su país exigirá a partir del primero de enero de 2006 dos dólares a los ciudadanos chilenos y extranjeros que salgan de un aeropuerto chileno hacia otro país.
Animando a otros países a implantar la tasa que él mismo ha descartado, Zapatero salía al paso de la declaración conjunta de España con estos países que lideran la Iniciativa contra el Hambre y la Pobreza en la que se dio apoyo a este proyecto piloto a favor de un desarrollo global y sostenible.
Este impuesto aéreo se fundamentaría "en una contribución de solidaridad poco costosa que se deduciría de pasajes de avión expedidos a los pasajeros que despeguen del territorio de los países participantes". Para ello, cada uno de estos países tendría la facultad de establecer, en función de sus prioridades nacionales y tomando en cuenta si es necesario criterios económicos, sociales y ecológicos, "una diferenciación entre pasajes de primera clase o de clase preferente y los de clase económica", así como entre los vuelos nacionales y los internacionales.