Según informa este domingo Marisa Cruz en El Mundo, en Moncloa no piensan tener en cuenta la crisis provocada por la huelga de hambre de Aminatu Haidar. Mientras Marruecos celebra que en España el Ejecutivo haya renunciado a hablar de ocupación en el Sahara, el Gobierno ha optado por olvidarse de este asunto en beneficio de las buenas relaciones con el país vecino.
Zapatero desea, cuenta el diario, una relación privilegiada y de confianza con Rabat a pesar de que lo ocurrido con la activista sugiere precisamente todo lo contrario. Interpreta lo ocurrido como un "primer bajón" en las buenas relaciones con Marruecos tejidas desde hace seis años y, según el presidente, habría que primar el "interés general". Las fuentes de Moncloa citadas por la periodista recuerdan la cooperación en inmigración, lucha contra el terrorismo, acuerdos pesqueros o intereses de las empresas españolas. No hay alusión, en cambio, a la agricultura, ámbito en el que Marruecos acaba de anotarse, esta misma semana, otra victoria al llegar a un acuerdo con la UE para vender más tomates, algo que, según Rajoy, supone el pago del retorno de la activista a su casa.
La periodista apunta, sin embargo, que no todos en el Ejecutivo piensan así. También existe la idea de que esta crisis ha tenido un elevado coste político y la relación de confianza con Rabat ha quedado tocada, por lo que habría, cuentan, que hacer un esfuerzo diplomático.
Mientras el Gobierno, con Miguel Ángel Moratinos a la cabeza, piensa reforzar la confianza con Rabat, la situación con la ONU, tan citada por el presidente, sería algo distinta. El Mundo habla de "decepción" con la actitud de este organismo ante esta crisis. Advierte la periodista que, sin embargo, el Ejecutivo no piensa expresarlo ni oficial ni públicamente.