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El empresariado catalán ya trata a Rajoy como presidente

Cambio de ciclo en las relaciones con el empresariado catalán. En su cita anual, reconocieron a Mariano Rajoy como presidente de facto.

Mariano Rajoy ha trasladado ante lo más granado del empresariado catalán su paquete de medidas para las Comunidades Autónomas, preludio de lo que pretende realizar si se convierte en el próximo presidente del Gobierno. Lo ha hecho en castellano y en catalán, en su cita anual ante el Círculo de Economía, celebrado en Sitges, que preside Josep Piqué.

El jefe de la oposición arrancó su alocución asegurando que el primer paso pasar salir de la recesión es dar a conocer "las cosas como son". Llamó a un "análisis certero", algo que, advirtió, no realiza el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.

"El diagnóstico más común es que la gente no paga y los bancos no prestan", resumió Rajoy, en referencia a los encuentros que ha mantenido con pequeños y medianos empresarios. A ellos, en particular, y a todos, en general, desgranó brevemente su paquete de medidas: "Solucionar, con urgencia, el problema del crédito, consolidación fiscal, ganar competitividad y austeridad en el gasto público", y todo ello a través de un "plan global" a cuatro años que debe ser presentado en las Cortes.

Sobre las reformas en marcha, Rajoy también se quejó de la lentitud del Ejecutivo aunque, a renglón seguido, llegó a un compromiso con el empresariado catalán: "A finales de mayo o junio del año que viene, yo estaré aquí con todos ustedes. Espero que para entonces se hayan producido algunos cambios en el país", destacó, en relación a la cita con las urnas a nivel nacional.

Ya en la ronda de preguntas, los empresarios le abordaron por cuestiones múltiples, el líder de los populares se mostró más cómodo que en otras ocasiones, a pesar de que Piqué ya le avanzó que iba a recibir críticas por "la burbuja inmobiliaria". "Echarle la culpa al PP es disparatado", remarcó, para avanzar que hará el Gobierno "mejor que pueda".

"España necesita un Gobierno serio, competente", argumentó un Rajoy que, en respuesta a la catarata de elogios, también dijo que algún ministro también podía estar en la sala, abarrotado hasta la bandera de altos cargos del abanico empresarial catalán.

Sobre alianzas y pactos postelectorales, en clave nacional, dejó claro que "no hay nadie que no quiera ganar por mayoría absoluta" pero que, dicho lo cual, "siempre" ha sido partidario "de acuerdos y consensos". Se comprometió a "un esfuerzo de entendimiento en la defensa del sentido común".

Finalmente, llamó al citado consenso en forma de "acuerdos fundamentales" en pro de fortalecer "las reglas de juego y la seguridad jurídica". Un consenso que hizo extensible a políticas como la económica, exterior y de defensa.

El entorno de Rajoy asegura estar satisfecho de un encuentro marcado en rojo por los populares por su trascendencia. El año pasado ya marcó un punto de inflexión en la distensión, pues -dicen en el PP- los empresarios catalanas "no se muerden la boca", recordando aquella vez en la que hubo "bronca" por el recurso del Estatuto regional. A quien ya no invitan es a Zapatero; no fue en 2010 y tampoco lo hará ahora.

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