Las dos vertientes del Partido Popular volverán a quedar retratadas el próximo siete de julio por un acto en un conocido hotel de Madrid, en el que María San Gil, la que fuera presidenta de la formación en el País Vasco, presentará su primera obra: En mitad de mi vida.
Y para tan importante acontecimiento, San Gil -que todavía mantiene el carnet de militante del PP tras su tumultuosa salida víspera del Congreso de Valencia- se rodeará de aquellos en el partido a los que todavía le une una "gran amistad", según las partes.
Concretamente, estarán en la tribuna, y apadrinarán la obra, tanto José María Aznar como Jaime Mayor Oreja, que tras el portazo de la dirigente vasca consecuencia del viraje ideológico de Rajoy, que denunció San Gil, se pusieron de su lado.
Desde FAES, conocedores de la controversia que ya está provocando la mera convocatoria, no añaden nada más, si bien fue Aznar el primero que rescató a la dirigente fichándola para su fundación para participar en mesas redondas sobre terrorismo.
Por su parte, el Partido Popular muestra la máxima cautela al abordar un asunto, el adiós de San Gil, que hace escocer heridas aún no cicatrizadas. Desde Génova se escudan en la presencia de Mayor Oreja, portavoz en la Eurocámara y miembro del Comité de Dirección, para recalcar que el partido estará "a su manera" representado en el acto.
Eso sí, en el ala del nuevo PP no han gustado nada las últimas declaraciones de la que fue máximo referente del partido en la anterior legislatura, y en las que ha criticado la política de perfil de Rajoy en la lucha contra ETA o la denominada "política pop" emprendida por su sucesor en el cargo, Antonio Basagoiti, y su número dos, Iñaki Oyarzábal.
Precisamente, Oyarzábal no ha tenido empacho en cargar contra la que fue su jefa de filas: "Por querer vender libros está criticando a sus compañeros", espetó esta misma semana. Incluso oficialmente se censuran estas palabras, habida cuenta de que en voz de un portavoz de Génova "nadie le podrá recriminar jamás su lucha contra ETA".
Y es que en Madrid San Gil sigue contando con las simpatías de buena parte del aparato, y de ahí que no se descarta que "a título personal" acuda más de un dirigente a la cita. De igual forma, fuentes de la Comunidad de Madrid ven probable la presencia de Esperanza Aguirre, quien también quiso ficharla.