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Aguirre promete su cargo entre lágrimas por su familia

En la Puerta del Sol, convertido en fortín por culpa de los indignados, Aguirre pronunció su discurso más emotivo. No pudo contener las lágrimas.

Aguirre emocionada en su toma de posesión

El audio empezará a sonar cuando acabe el anuncio

Esperanza Aguirre prometió su cargo como presidenta de la Comunidad de Madrid, por tercera legislatura consecutiva, ante las más altas instituciones del Estado. En su toma de posesión, se fijó como primer y primordial objetivo luchar contra la crisis, iniciando la creación de empleo y con ello "la esperanza y el optimismo" de aquellos que peor lo están pasando.

Sin embargo, tras un discurso de investidura en el que dio las claves de su programa de gobierno y una segunda sesión en la que los grupos de la oposición empezaron la batalla política, el acto celebrado hoy en la Puerta del Sol se caracterizó por la emoción desbordada de Aguirre, que se transmitió a buena parte de su equipo.

La ya oficialmente jefa del Gobierno de Madrid le dedicó un capítulo muy especial de su intervención a los suyos, quienes "conforman los cimientos en los que reposa" su vida política. A su familia. Y no pudo contener las lágrimas, que le obligaron a interrumpir su alocución dos y tres veces.

"Según pasa el tiempo, voy acumulando vida y experiencia y crece en mí el aprecio por mi familia", destacó una Aguirre que tomaba los aplausos como pausas necesarias para tomar aliento y seguir con su discurso. "Sin ellos yo no estaría aquí", continuó, para citar desde a sus siete hermanos y a sus hijos, pasando por familiares de segundo rango.

Pero su declaración más especial fue dedicada a su marido, Fernando Ramírez de Haro: "Es verdad que de mi marido sólo hablo una vez cada cuatro años", arrancó, a sabiendas de que a él siempre le da pudor que le mente en público. Pero "hoy toca", agregó. "Cada día más compañero de mi vida, de mi vida política" y, sobretodo, hombre con sentido de estado, "con sentido de patriotismo". Y volvió a caer otra lágrima.

El fortín de la Puerta del Sol

Paralelamente, alrededor de la sede de la Comunidad, un impresionante dispositivo policial conformado por decenas de furgones y una visible presencia de agentes en la calle. La Puerta del Sol estaba literalmente tomada y vallada mientras unos pocos indignados afeaban a los políticos. No hubo incidentes. La alarma también venía por una concentración sindical a escasos metros, pero tampoco se registraron problemas.

Y de ahí que la normalidad, tras el nerviosismo inicial, reinara en la toma de posesión. "Afronto esta nueva legislatura con todas las ilusiones y energías renovadas", aseguró una Aguirre a la que se le vio especialmente feliz, y que también tuvo palabras para la "gran familia" que representa el Partido Popular.

Escuchándola, ésta vez sí, Mariano Rajoy, que al término del acto tuvo palabras de reconocimiento hacia la presidenta madrileña: "Ha mostrado una faceta de los políticos muy importante. Somos seres humanos, con sentimientos" y de ahí que tache de "muy bonito y emocionante" las palabras hacia sus familiares.

Más aún, recalcó el líder de los populares, cuando ha pasado "momentos muy difíciles" como fueron su operación de cáncer. "Me he sentido muy reconfortado", concluyó, para a renglón seguido abrir la página de la actualidad y reclamar al Gobierno que actúe para garantizar "la libertad" de todos los ciudadanos.

"Es su obligación", imploró Rajoy, en relación de los sucesos que se están reproduciendo en Barcelona y Valencia por el movimiento 15-M. "Una cosa es la prudencia y otra la pasividad", remató.

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