Hecatombe política en la Comunidad Valenciana. Francisco Camps remodela su Ejecutivo de tal forma que purga a todos los manchados por casos de corrupción, excluyéndose a él -imputado por el caso Gürtel-. Tan sólo repiten tres personas en un Gobierno que pasa de trece a diez consejerías, el límite acordado en el Programa Marco del PP al 22-M. La presentación del nuevo equipo se demoró hasta tres horas sobre lo previsto.
Tras jurar su cargo por la mañana, el jefe del Ejecutivo se encerró en su despacho e inició la ronda de llamadas, aceptando -esta vez sí- la sugerencia de la dirección nacional de deshacerse de todos aquellos nombres salpicados por tramas corruptas. Así las cosas, prescinde de Gerardo Camps (vicepresidente segundo y titular de Economía), Vicente Rambla (vicepresidente primero y responsable de Industria) y Rafael Blasco (que sigue como portavoz en las Cortes pero deja la cartera de Solidaridad y Ciudadanía). Eran el tridente de su anterior Ejecutivo. Juan Cotino tampoco continúa, habida cuenta de que es presidente de la Cámara.
La depuración es tal que afecta a más del ochenta por ciento de los titulares. El nuevo Gobierno está integrado por Paula Sánchez de León (Presidencia y vicepresidenta única), Enrique Verdeguer (Economía, Industria y Comercio), José Manuel Vela (Hacienda), José Císcar (Educación, Formación y empleo), Luis Rosado (Sanidad), Isabel Bonig (Infraestructuras, Territorio y Medio Ambiente), Jorge Cabré (Justicia y Bienestar Social), Maritina Hernández (Agricultura), Lola Johnson (Turismo, Cultura y Deporte, y portavoz del Gobierno) y, finalmente, Serafín Castellano, que repite en la cartera de Gobernación.
Los casos de Ricardo Costa y Gerardo Camps
Ricardo Costa, al que Camps prometió una consejería, finalmente se queda sin cartera, si bien forma parte del Grupo Popular. Según pudo saber este diario, miembros de la cúpula nacional emplazaron al presidente regional a que no le incluyera, a pesar de que así se comprometió tanto en el momento de su expulsión del PP como cuando ganó las elecciones.
Fuentes conocedoras de la confección del nuevo Ejecutivo aseguran que Gerardo Camps podría hacer carrera en la política nacional, concretamente en el Senado. Así lo aseguró el propio jefe del Gobierno en conversaciones informales.
Las órdenes de Génova
Con esta remodelación brutal, Camps quiere darle un perfil más técnico a su equipo, que en la anterior legislatura quedó noqueado por el caso Gürtel. Además, reduce un treinta por ciento los altos cargos, en línea con las medidas emprendidas por otras comunidades bajo siglas del PP.
"No nos lo esperábamos. Creíamos que iba a ser un Gobierno de continuidad", expresó, una vez conocido el pastel, un diputado del PP de las Cortes. Y es que, tras el espaldarazo electoral del 22-M, Camps insistió en que los ciudadanos habían avalado su gestión, y con ello a los miembros de su Ejecutiva. Sin embargo, esta vez sí, la presión de Génova ha pesado como una losa y el barón regional ha acatado el dictamen de un Mariano Rajoy cada vez más poderoso.