Escuchando las palabras de Ana Oramas hacia Zapatero, parece casi obvia la estrecha relación que les une. La canaria habló con naturalidad en el hemiciclo de los difíciles "momentos compartidos" o del "apoyo recibido" por parte del presidente del Gobierno, desvelando alguna de las conversaciones que habían tenido en su despacho, donde intercambiaron preocupaciones de toda índole.
No obstante, la relación entre ambos debe haberse estrechado durante el último año, porque en diciembre de 2010 su opinión de Zapatero era bien distinta. Así describía Oramas a Zapatero: "Es una persona muy fría y hierática que no te produce calidez en su conversación, aunque es muy cortés y atento".
Hoy por hoy, sin embargo, intercambian sus experiencias de compatibilizar la vida política con la vida privada. Y es que este es un asunto que ha perseguido a Ana Oramas durante toda su vida política, por el que ya dejó la alcaldía del municipio tinerfeño de San Cristóbal de La Laguna, en el que estuvo de 1999 hasta 2008. "Cuando entré tenía una niña de tres años y cuando lo dejé tenía casi quince y me lo había perdido" suele lamentarse la diputada, como ha hecho hoy en el hemiciclo. "Cuando fui alcaldesa y diputada, lo pude hacer a costa de la salud y de las relaciones personales" asegura Oramas, que le ha brindado su apoyo a su amigo Zapatero, cuyo cargo es "el más difícil" junto con el de alcalde.
"Usted y yo nos perdimos muchas cosas de la vida de nuestros hijos pero la vida que le viene ahora tiene un montón de momentos, y agárrelos fuertemente, lo va a disfrutar y se lo merece, se lo merece a nivel humano y a nivel personal", le ha dicho al jefe del Ejecutivo.
A pesar de todo, ahora esta canaria licenciada en Económicas, atraviesa un momento dulce: "Como diputada ahora tengo una vida distinta, paso tres días en Madrid, a veces cuatro, muy intensos", asegura.
Una intensidad que se ha desbordado este miércoles, llevándola a emplear su turno de la palabra en el Debate sobre el estado de la Nación para dedicar a Zapatero las almibaradas palabras que han dejado al pleno estupefacto.