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Los últimos 'dedazos' de Zapatero

A cuatro meses de las elecciones generales el Gobierno ha llevado a cabo una profunda renovación de Exteriores, que ha suscitado grandes críticas. 

A menos de cuatro meses de las elecciones generales, el Gobierno socialista ha nombrado a 11 nuevos embajadores y cinco consejeros en el Ministerio de Exteriores, provocando un gran malestar en el entorno diplomático. Una regla no escrita regía en estas situaciones "de mudanza" política, en las que el Gobierno "en funciones" no realiza grandes cambios los meses anteriores a los comicios generales, para dar la oportunidad al siguiente Ejecutivo de empezar desde cero. Ha sido así desde el inicio de la Transición, y todos los presidentes habían respetado este gesto de deferencia, incluso cuando el gobierno que tomaba el relevo era de signo contrario.

Pero José Luis Rodríguez Zapatero ha roto con esta costumbre, y ha aprovechado el mes de julio para dar el visto bueno a las últimas colocaciones de la ministra de Exteriores. Entre los nombramientos más polémicos hechos por Trinidad Jiménez destacan el de Jaume Segura como embajador en República Dominicana, y el de Santiago Jiménez como consejero de Información en El Cairo.

Para la responsable de Exteriores no ha sido sencillo situar a Segura. Ya desde su etapa como ministra de Sanidad, Jiménez trató de colocarlo de cónsul general en Miami, cuando era su jefe de Gabinete. Pero la carrera diplomática se opuso en bloque, y consiguió anular lo que consideraron un descarado ‘dedazo’, ya que se incumplía abiertamente la normativa porque Segura no tenía el rango profesional exigido. El nombramiento quedó abortado entonces, pero esta vez Jiménez ha logrado su objetivo. Jaume Segura es embajador, cosa que difícilmente habría logrado con un nuevo Gobierno, principalmente por su escasa carrera como diplomático, que suma apenas ocho años. Según El Mundo, sus propios compañeros han expresado de nuevo su desacuerdo con el nombramiento.

Tampoco la colocación de Santiago Jiménez ha estado exenta de polémica. El tercer ayudante de Zapatero en La Moncloa será el primer diplomático en ocupar la consejería de Información en El Cairo, que tradicionalmente ha ocupado un Técnico de Administración civil desde que se crease el cargo. A pesar de no tener la cualificación ni la experiencia, el diplomático irá a la embajada, con el consecuente malestar que ha creado entre sus compañeros, quienes denuncian que Santiago Jiménez no es TAC, y que, por tanto, no podría acceder a ese puesto.

Esta semana, Trinidad Jiménez también ha asignado a Santiago Cabanas como su número tres –director político-, cuyo nombramiento tendrá que respetar el gobierno que salga de las urnas en cuatro meses. En esta reorganización la ministra no se ha olvidado de pagar las ‘deudas’ de su predecesor en el cargo, y ha colocado a Luis Felipe Fernández de la Peña en la embajada de Moscú y a Alfonso Lucini en Roma, a los que "Moratinos les había prometido esos puestos" según informa El Mundo.

Como resulta evidente, este baile de cargos con las elecciones tan próximas no ha gustado nada en el entorno diplomático y político, que censura la actitud tanto de la responsable de Exteriores, como de la Presidencia del Gobierno por acelerar unos cambios que le deja las cosas "bien organizadas" al siguiente Ejecutivo. 

Habrá que ver que hará el PP si finalmente vence en las generales, ya que cambiar a los embajadores recién nombrados no es un movimiento que beneficie a la imagen de España. 

Estos nombramientos in extremis antes de abandonar el Gobierno responden a la costumbre que Exteriores ha tenido desde que el PSOE llegara al poder: conceder puestos para agradecer servicios prestados, lo que ha provocado una notable irritación en círculos diplomáticos. Las cifras hablan por sí solas: en estas dos legislaturas se han batido récords en el nombramiento como embajadores de políticos que no son miembros de la Carrera Diplomática. 

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