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El PP, satisfecho con el acuerdo: "Nunca hemos hecho causa de las cifras"

El PP da tres motivos para defender la reforma constitucional. Ningunea por completo a Rubalcaba y ve en las cifras un debate secundario.

El PP da tres motivos para defender la reforma constitucional. Ningunea por completo a Rubalcaba y ve en las cifras un debate secundario.

El Partido Popular está satisfecho por el acuerdo alcanzado con el Gobierno para reformar la Constitución, y lo está por los que consideran sus tres pilares fundamentales: se introducen en la Carta Magna principios de disciplina presupuestaria de obligado cumplimiento, se garantiza la viabilidad del sector público y la sostenibilidad del bienestar y se evita que el excesivo déficit y endeudamiento públicos vuelvan a traducirse en recortes sociales.

Sobre el primero de los puntos, el partido -a través de un argumentario- ensalza que se va a limitar el déficit estructural, en consonancia con el nivel de deuda que defina el tratado de la Unión Europea. Y, para ello, dicen, se incorporan, una serie de principios y elementos de obligado cumplimiento:

  • Se constitucionaliza el principio de estabilidad presupuestaria.
  • Se establece un límite de déficit público estructural
  • Se fija un límite máximo de deuda pública del conjunto de las administraciones públicas en función del Producto Interior Bruto de acuerdo con los valores de referencia europeos (el 60% del PIB).
  • Se eleva el rango normativo de las Leyes de Estabilidad Presupuestaria.
  • Se tasan, explícitamente, los casos en que estos límites constitucionales de déficit y endeudamiento puedan ser superados y se incorpora la obligatoriedad de una autorización expresa por mayoría absoluta del Congreso.
  • Se recoge la necesidad de corrección de las desviaciones autorizadas así como la necesidad de regular a través de Ley Orgánica la forma y plazo en la que se llevará a cabo estas correcciones.
  • Se incorporan garantías de corresponsabilidad fiscal de las administraciones públicas.

En cuanto al segundo pilar, el referido al sistema de bienestar, el PP lo entiende garantizado porque así se evitarán las "distorsiones" provocadas por "el volumen excesivo de endeudamiento". Según el texto distribuido por los populares, el objeto de esta reforma no es el de analizar el sector sino garantizar que las decisiones que se tomen en este ámbito, por parte de cualquier administración, "sean viables y sostenibles".

Por último, con el tercer pilar, se corta a juicio de los populares "la evolución de las cuentas de 2008 al momento presente", periodo en el que, con actitudes "poco responsables", se llevó a "acumulación del endeudamiento público, recortes en las prestaciones sociales y subidas inequitativas de impuestos".

Ninguneo total a Rubalcaba

Explicado grosso modo el por qué del sí del PP, Soraya Sáenz de Santamaría compareció en rueda de prensa para hablar de un "buen acuerdo" en lo económico, social y político. Lo hizo en un escenario nada dejado al azar: el Congreso de los Diputados, sede de la soberanía nacional. Y es que, se encargó de recordarlo, la reforma cuenta con el espaldarazo de más del noventa por ciento de la cámara, y de ahí la fotografía de socialistas y populares, juntos, registrando en la Cámara la propuesta de reforma.

Puestos encima de la mesa los puntos cardinales del "texto del consenso", la portavoz del Grupo pasó a la entrega de medallas. Mentó a su jefe, Mariano Rajoy, y también al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Dijo que "por justicia" era de obligado cumplimiento "agradecer el ambiente y la lealtad" del equipo negociador socialista, encabezado por José Antonio Alonso. Pero de quien no dijo una palabra fue de Alfredo Pérez Rubalcaba, erigido él mismo hombre clave de estos días de infarto, que concluyeron ayer pasada la una de la madrugada.

Sáenz de Santamaría no pudo ser más clarificadora, ya en el turno de preguntas: "Las grandes decisiones han correspondido a Zapatero y Rajoy", sentenció, en un ninguneo sin bambalinas. "No me he sentado con Rubalcaba y no ha habido ninguna llamada", zanjó, por si hubiera dudas.

Ni en las decisiones ni tampoco en las negociaciones, según recalcó, insistiendo en que su homólogo fue Alonso y en que los equipos económicos de ambos partidos se encargaron "de ir trabajando en los textos".

"No entro en las discusiones que hayan podido tener" en el PSOE, deslizó la número tres de los populares, en un último órdago en el que también se hizo eco de la división en las filas socialistas a cuenta de la reforma: "No me corresponde a mí hablar de su disciplina", recalcó.

"Nunca hemos hecho causa de las cifras"

Pero, ¿y la inclusión de cifras? Según afirmó, fue el Ejecutivo y no el PP el que abrió la caja de Pandora con los porcentajes, destacando el papel en este sentido de Elena Salgado. "El Gobierno planteó diferentes escenarios, nosotros nunca hicimos ninguna observación", aseveró Sáenz de Santamaría, que incluso afirmó que "nunca hemos hecho causa ni debate de las cifras".

Y es que, para el PP, lo importante es que España, por una vez, proyecta una medida que ofrece certidumbre y confianza, y es eso lo que debe de calar en la ciudadanía. Sobre la idoneidad o no de un referéndum, zanjó con un "no es necesario".

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