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La reforma constitucional pasa el primer trámite entre la abulia y la indignación

Con 318 votos a favor y 16 en contra, incluido el del socialista Antonio Gutiérrez, la reforma ha superado el primer trámite parlamentario.

El pleno extraordinario del Congreso ha aprobado con 318 votos a favor, 16 en contra (entre ellos el del socialista Antonio Gutiérrez) y 2 abstenciones la toma en consideración de la propuesta para reformar la Constitución y establecer una disciplina presupuestaria para todas las administraciones.

Además, el pleno ha dado el visto bueno a su tramitación con carácter urgente y por la vía de lectura única, con 319 votos a favor y 17 en contra, por lo que podría estar aprobada definitivamente el próximo viernes.

Sólo votaron a favor los diputados de PP y PSOE y Carlos Salvador, el diputado de Unión del Pueblo Navarro. Coalición Canaria se abstuvo, mientras que PNV, IU, ERC, BNG, UPyD y Na-Bai votaron en contra. CiU ni siquiera votó: los diez diputados de su grupo parlamentario decidieron no participar en la votación, aunque sí lo hicieron en el debate, para denunciar la exclusión a la que, a su juicio, les han sometido en la negociación de la reforma. Así lo explicaba Duran Lleida en los pasillos del Congreso: "Ellos se lo guisan, ellos se lo comen", dijo el nacionalista en alusión a PP y PSOE.

Con esta votación queda superado el primer escollo para la reforma de la Carta Magna. A partir de ahora se abre el plazo de enmiendas y los grupos tendrán hasta las 14.00 horas del jueves para presentar sus propuestas de modificación de la iniciativa. El viernes será sometida a votación tras un debate en el que se espera la participación de Mariano Rajoy y de José Luis Rodríguez Zapatero y del que el pleno de este martes ha servido como adelanto.

José Antonio Alonso, portavoz del grupo socialista, ha sido el encargado de pedir el voto a los diputados, incluidos sus compañeros contrarios a la reforma. Su intervención llegaba tras el maratón de Rubalcaba y Zapatero para convencer al PSOE de los beneficios de la reforma y Alonso ha empleado los mismos argumentos que el candidato: sostuvo que no habría recortes, que el cambio era necesario para garantizar el "gasto social" y minimizó, incluso, el impacto real de la reforma puesto que podrá volverse al déficit en circunstancias excepcionales.

Soraya Sáenz de Santamaría anunció después el respaldo del PP al cambio en la Constitución. Con tono solemne, celebró que vaya a haber consenso para una reforma que, enfatizó, es necesario para "reconstruir la confianza en España".

Las buenas palabras terminaron cuando Soraya bajó del estrado. Todos los grupos parlamentarios anunciaron su rechazo a la medida con la única excepción de UPN y los matices de CC. Gaspar Llamazares habló de "rebelión", CiU denunció una ruptura del consenso constitucional y el PNV anunció la presentación de su propia enmienda. También se opuso UPyD: Rosa Díez pidió que 35 diputados sumen sus votos para exigir un referéndum. 

La indignación mostrada por buena parte de los portavoces contrastaba con la que ha terminado convirtiéndose en la imagen del día: Rubalcaba se cruzó con Zapatero en el pasillo y le dijo: "Voy a tomarme un café, que me duermo".

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