El Partido Popular da tan por hecha la victoria de las elecciones generales que pide a la opinión pública un ejercicio de paciencia una vez se hagan con las riendas del poder. “Las reformas van a llevar tiempo, vamos a necesitar un tiempo prudencial”, reconoció María Dolores de Cospedal, encargada de inaugurar el Foro del partido que tiene a fin diseñar el plan de ajuste del sector público, y que contó con expertos de varios sectores implicados.
La número dos de los populares solemnizó que la reforma global de la administración que hará Mariano Rajoy tendrá “sus frutos”, pero que no será un camino de rosas. Que hay “suelo donde germinar y crecer”, pero que “ya no valen los cuentos de los brotes verdes o los cuentos chinos”. Y, en este sentido, alertó de algo que ya sufre en carne propia en Castilla-La Mancha: la deslealtad institucional.
“A lo largo de los próximos meses, los españoles van a escuchar al PSOE tratando de subestimar los gravísimos problemas que tenemos en nuestro país para tratar de sacar réditos electorales, decir que los desafíos que afrontamos no son tan grandes”, afirmó una Cospedal conocedora de cómo un partido en el Gobierno que dejó a una región casi en quiebra ahora le pide explicaciones.
No se quedó ahí: “Vamos a oírles hacer demagogia con los planes de austeridad del PP y van a faltar a la verdad como ya lo están haciendo” al decir que “nuestros planes para racionalizar los servicios públicos son recortes sociales”. Por ello, llamó a los ciudadanos a hacer memoria para recordar “los mayores recortes sociales de la historia del país”, y que fueron ejecutados por el gabinete de José Luis Rodríguez Zapatero.
Frente a esa demagogia, la receta del PP será “decir la verdad” y, analizó en voz alta Cospedal, decir la verdad será dejar claro que, a pesar de las lógicas “reticencias”, ningún español “es ajeno a la crisis”. “Nadie es ajeno a la situación de angustia y desesperanza de cinco millones de españoles y nadie puede desentenderse de los esfuerzos conjuntos que como sociedad tenemos que hacer”, arguyó.
Las líneas rojas del partido serán la educación, la sanidad y los servicios sociales. A partir de ahí Cospedal hizo dos trazos en su tijerazo: la eliminación de todo lo superfluo y aquello que, aún siendo importante, tendrá que retrasarse. “Esto no ocurriría en circunstancias normales”, puntualizó, pero es que en su opinión estamos ante tierra quemada por culpa de los socialistas.
“Racionalidad y austeridad”, continuó, a la luz del estado actual de las autonomías. “El PSOE, donde gobernó, han liquidado estos principios como si fueran faisanes en un coto de caza”, remachó, en un breve guiño al escándalo del bar Faisán, su única referencia -por llamarla así- a las novedades en torno al mundo de ETA.
Al fin y a la postre, a lo que se comprometen los populares es a un “proyecto de renovación política, económica y social” frente a una “segunda versión acartonada del peor gobierno de la democracia”. “Ésa va a ser la decisión”, remató una Cospedal muy seria en su intervención, habida cuenta de la gravedad de la situación. Y, como no, el gran arma de batalla del PP: “La creación de empleo como la auténtica necesidad nacional”.
Como complemento a esta intervención, Soraya Sáenz de Santamaría fue a su libro y criticó la decisión del Gobierno central de no presentar unos presupuestos generales (PGE) para 2012 y de prorrogar los de este año, al entender que dificultará la elaboración de las cuentas de las autonomías. Un análisis al que añadió un golpe maestro haciendo añicos la campaña electoral de Alfredo Pérez Rubalcaba con una comparación: “Si (el PSOE) no está dispuesto a gobernar estos tres meses, con qué cara van a pedir su confianza a los españoles para gobernar los próximos cuatro años”.