El secretario general del PP de Extremadura y presidente del Parlamento regional, Fernando Manzano, no ha tenido en cuenta las más elementales normas de austeridad económica y humildad política que pretende implantar su partido en toda España. Esas normas no casan con las justificaciones aportadas por Manzano sobre la polémica contratación de un familiar suyo para el puesto de chófer. Según el político popular extremeño, para cargos eventuales se puede contratar a quien uno quiera, por lo que "podría haber contratado a un familiar de Valentín García (portavoz del grupo socialista en la Asamblea extremeña) pero he preferido contratar a un familiar mío".
Además de porque sí, Manzano alega que pasa muchas horas en el coche oficial y que mantiene conversaciones que no podrían ser escuchadas sino por alguien de su absoluta confianza, lo que muestra esa concepción de la actividad política que el PP pretende desterrar y frente a la que algunos nuevos cargos se resisten. El ejemplo de Manzano, alardear de chófer y poderío, contrasta con los ajustes que los gobiernos regionales de su partido se han visto obligados a llevar a cabo tras la calamitosa situación de las arcas públicas. Tampoco cuadra esa actitud con la de Monago, quien pasa por ser un político de enorme austeridad y cuyo discurso a favor del impuesto de patrimonio también choca frontalmente con el de Manzano sobre el modelo "familiar" de contrataciones para los empleos eventuales.