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El Gobierno, en fase terminal, se aferra a un hipotético gesto de ETA

Los miembros del Gobierno esperan con expectación que la banda haga público el comunicado prometido. 

El amparo  del Gobierno a la autodenominada "conferencia de paz" y su permisividad extrema con todo lo acontecido en San Sebastián, no es síntoma de desidia de un gobierno saliente; todo lo contrario: es la evidencia de cómo el Ejecutivo se aferra a la negociación con ETA cómo última oportunidad de salvarse.

La versión oficial mantiene lo que aseguraba el comunicado de Moncloa: "El Gobierno no hace valoraciones sobre la celebración de la Conferencia y tampoco sobre su contenido", rezaba. En consecuencia, Zapatero ni ha hecho ni hará ninguna valoración sobre lo que está ocurriendo, pero en las declaraciones de sus ministros y colaboradores se adivina su intención de aferrarse a la negociación para poder llegar al 20-N con una declaración de ‘disolución definitiva’ de los terroristas sobre la mesa. 

Uno de los más vehementes en expresar su aprobación de la conferencia ha sido el ministro de Justicia Francisco Caamaño: "ayudará a que se den los últimos pasos" para el fin de la violencia, ya que "no hay nada más importante que trabajar para la paz", ha dicho, aplaudiendo su celebración. 

También la ministra de Defensa, Carmen Chacón, se mostró casi suplicante con los terroristas, cuando les pidió este lunes que "aprovecharan" la conferencia, porque era "un buen día para que ETA aproveche para anunciar que abandona definitivamente las armas". La petición del lehendakari Patxi López se produjo en términos casi idénticos, pidiéndole también a ETA que no "dejara pasar" la oportunidad que se le brindaba. 

El responsable de Presidencia, Ramón Jaúregui también ha evidenciado esa expectación que se respira en el gobierno socialista, y ha afirmado este martes en la Cadena Ser que esta conferencia implica que puede que "estemos a punto de tocar la paz con la punta de los dedos". Del mismo modo, los ministros se han cuidado de afear al Partido Socialista de Euskadi su presencia en la mascarada, más bien al contrario: el PSE ha recibido casi ‘felicitaciones’ desde Madrid, disfrazadas de ‘muestras de respeto’ a su postura.

Sea como fuere, la actitud y declaraciones de los responsables de carteras como Justicia, Defensa y Presidencia confirma la expectación en la que se muestra el Gobierno ante un nuevo comunicado de ETA, que según The Guardian se conocerá esta misma semana.

Por otro lado, la permisividad que ha mantenido con la celebración de esta conferencia es la guinda de la estrategia que ha mantenido el Gobierno con ETA en el plano internacional. Durante dos legislaturas, han logrado dinamitar todo el entramado legal diseñado para acabar con los terroristas, deslegitimando y dejando como papel mojado todos los logros alcanzados a nivel nacional, y también internacional.

Antes de la llegada del PSOE al poder, y tras un largo periplo de negociaciones, Batasuna había sido por fin incluida en los listados internacionales de terroristas; uno de los grandes logros de la política antiterrorista que había unido a PP y PSOE en el Pacto antiterrorista, que también dinamitó. Ahora, la acción exterior de este Gobierno ha logrado deslegitimar toda esa arquitectura legal que iba encaminada a proyectar en el exterior la imagen de ETA como lo que verdaderamente es: una banda sanguinaria y asesina y no un "grupo armado" o un "grupo separatista". 

 

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