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Víctimas de ETA

Las masacres de la banda terrorista

Más de cien víctimas de ETA fueron asesinadas en atentados múltiples, muchos de ellos cometidos por el método del coche-bomba.

De los casi mil muertos que la banda terrorista ETA ha dejado durante sus cinco décadas de actividad criminal, más de un centenar fueron asesinados en atentados múltiples: emboscadas y masacres indiscriminadas cometidas la mayoría de las veces mediante el método del coche-bomba.

Cronológicamente, el primer atentado masivo fue el 13 de septiembre de 1974, cuando una bomba colocada en los aseos de la cafetería Rolando (Madrid) provocó la muerte casi en el acto de once personas, de dos más posteriormente, y heridas de diferente consideración a otras sesenta personas. La metralla fue la causante de muchas de las muertes y muchas de ellas quedaron atrozmente mutiladas. Aunque los asesinos de la banda se fijaron en la cafetería porque era frecuentada por policías de la cercana Dirección General de Seguridad, de los trece muertos, doce eran civiles. Sólo uno, Félix Ayuso Pinel, era policía. El inspector Ayuso, además, sobrevivió dos años y cuatro meses al atentado, falleciendo finalmente el 11 de enero de 1977. Desde la masacre de la cafetería Rolando y hasta la emboscada de Ispáster de 1980 hubo varios atentados múltiples, siendo especialmente señalado el asesinato del presidente de la Diputación de Guipúzcoa, Juan María Araluce Villar, el 4 de octubre de 1976, en el que los pistoleros de la banda acribillaron también a balazos al conductor del vehículo y a los tres policías miembros de su escolta.

El 1 de febrero de 1980 son asesinados en Ispáster (Vizcaya) seis guardias civiles destinados en Lequeitio y Ondarroa, algunos de ellos muy jóvenes y recién salidos de la Academia de Valdemoro. Las víctimas eran miembros de un convoy formado por dos Land Rover de la Guardia Civil, con tres guardias civiles cada uno, y vehículos de la fábrica de armas Esperanza y Cia. en los que viajaban técnicos de la empresa y se transportaba el armamento. Fueron víctimas de una emboscada, atacados primero con fusiles de asalto y metralletas y,  posteriormente, con granadas de mano para asegurarse de que no hubiera supervivientes.

El 25 de abril de 1986 cinco guardias civiles mueren y cuatro resultaron gravemente heridos por la explosión de un coche-bomba con 20 kilos de goma 2 estacionado en la esquina de las calles Juan Bravo y Príncipe de Vergara de Madrid. El brutal atentado fue obra de los seis etarras que en esos momentos formaban el grupo Madrid de ETA: Juan Manuel Soares Gamboa, José Ignacio de Juana Chaos, Antonio Troitiño Arranz (que fue quien detonó el explosivo al paso del convoy desde una zona ajardinada próxima al lugar de los hechos), Inés del Río Prada, Idoia López Riaño y Esteban Esteban Nieto. Contaron, además, con la complicidad de María Inmaculada Noble Goicoechea.

Menos de dos meses después, el 14 julio de 1986, la explosión de una furgoneta-bomba en la plaza de la República Dominicana de Madrid, activada a distancia al paso de un convoy de tres vehículos de la Guardia Civil procedente de la Escuela de Tráfico de la calle Príncipe de Vergara, provocó la muerte a doce jovencísimos guardias civiles, todos ellos alumnos de la Escuela de Tráfico. Fue una auténtica carnicería: murieron en el acto cinco agentes, otros cuatro en las horas posteriores al atentado y tres más en los siguientes días, siendo el último Juan Ignacio Calvo Guerrero, que murió el 5 de agosto. Los autores, los mismos que cometieron el atentado el 25 de abril: José Ignacio de Juana Chaos, Antonio Troitiño Arranz (actualmente en paradero desconocido), Esteban Esteban Nieto, Inés del Río Prada y Juan Manuel Soares Gamboa.

El 19 junio de 1987 los asesinos de la banda terrorista ETA Domingo Troitiño Arranz, Josefa Mercedes Ernaga Esnoz y Rafael Caride Simón hicieron explotar un potente coche-bomba en el aparcamiento de Hipercor de Barcelona. El artefacto explosivo estaba compuesto por veintisiete kilos de amonal y doscientos litros de líquidos incendiarios, además de pegamento y escamas de jabón. Esto hizo que los productos incendiarios se adhirieran a los cuerpos y se originase una gran cantidad de gases tóxicos. Por ello la mayoría de las veintiuna personas asesinadas fallecieron por asfixia y quemaduras, y no por la propia explosión. De las víctimas, cuatro eran niños. Seis meses después, el 11 diciembre 1987 otro coche-bomba, cargado con 50 kilos de explosivo estalla contra la casa cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza con el resultado de once muertos: cinco niños, tres guardias civiles y tres civiles. 

El 8 de diciembre 1990 seis policías nacionales son asesinados en Sabadell por la explosión de un coche-bomba al paso de un furgón del Cuerpo. Otras diez personas resultaron heridas, cuatro de ellas de gravedad.

El 29 de mayo 1991 un coche-bomba cargado con 70 kilos de explosivo fue lanzado por miembros del grupo Barcelona de ETA contra la casa cuartel de la Guardia Civil en Vic. La explosión provocó la muerte directa a nueve personas, cinco de ellas menores de edad, y más de treinta heridas de diversa consideración.

El 6 de febrero de 1992 tres militares, el soldado conductor y un funcionario civil son asesinados en la plaza de la Cruz Verde de Madrid, próxima a la Capitanía General del Ejército, por la explosión de un coche-bomba cargado con más de 40 kilos de explosivo y metralla al paso de una furgoneta de transporte militar.   

El 21 de junio de 1993 seis militares de alta graduación y el conductor civil de la furgoneta mueren y 22 personas resultan heridas, muchas de ellas de gravedad, mediante la explosión por control remoto de un coche-bomba cargado con 40 kilos de explosivo y tornillería al paso de un vehículo militar en la calle Joaquín Costa esquina con López de Hoyos de Madrid.

El 11 de diciembre de 1995 la banda terrorista ETA hace explotar, mediante control remoto, un coche-bomba cargado con 55 kilos de explosivo al paso de una furgoneta militar camuflada asesinando a seis trabajadores civiles de la Armada e hiriendo a otras diecisiete personas, cinco de ellas de gravedad. 

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