Don Francisco Villar, en Génova nunca perdió este rango, falleció este miércoles a los 63 años tras una larga enfermedad. Su apellido siempre estuvo vinculado al Partido Popular y, en especial, a Mariano Rajoy. Llegó a ser su jefe de gabinete tanto en su etapa de vicepresidente primero como ya en la oposición, durante los primeros cuatro años.
Actualmente, Villar era tesorero del Grupo Popular. Un puesto "importantísimo", más aún tras el estallido del caso Gürtel. Pero el líder del PP tenía confianza ciega en él: "Nadie puso jamás en duda su honestidad".
"Hombre de palabra, un político de altura", le definió un alto cargo del PP poco después de conocer su muerte. En Génova la consternación era total, y se hacía extensible al Congreso de los Diputados, donde "disfrutó, porque él disfrutaba de esto" de sus últimos años de política.
Los dirigentes consultados bajaban incluso la voz al desvelar qué acabó con su vida: "El cáncer, la palabra prohibida". La última vez que se le vio, en la presentación de los candidatos del PP de Madrid -él ocupaba el undécimo lugar-, ya estaba muy frágil. Con muletas, anduvo con dificultades escoltado por sus compañeros.
Aunque cirujano de profesión, su currículo político es de impresión: trabajó en varios ministerios durante los gobiernos de José María Aznar y llegó a ser Secretario de Estado de Administraciones Públicas y para el Deporte. Cuando el expresidente le dio el poder a Rajoy, Villar se convirtió en su sombra.
Padre de dos hijos, nació en Madrid pero, como Rajoy, estuvo muy vinculado a Galicia. Fuentes autorizadas confirmaron que el líder del PP está "muy afectado", al igual que una inmensa mayoría en el partido. "Todos los que le conocían, le apreciaban". Don Francisco deja una huella imborrable en esa casa a la que muchos llaman Génova 13.