Menú
las caras del 20-N

La soledad absoluta de Rubalcaba y la extraña seriedad de Viri

Caras largas, contenidas, lúgubres o triunfalistas. Los rostros de los líderes políticos han sido el mejor reflejo de los resultados de las elecciones. 

Caras largas, contenidas, lúgubres o triunfalistas. Los rostros de los líderes políticos han sido el mejor reflejo de los resultados de las elecciones. 

El perdedor de las elecciones generales, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha comparecido en absoluta soledad tras conocerse el resultado final de los comicios. El socialista se ha presentado ante los medios con el gesto serio y lúgubre que se podía anticipar, pidiendo a los militantes que le arropaban que cesaran sus cánticos y consignas de ánimo. Por un segundo, pareció irritado con la militancia por no dejarle hablar. Rubalcaba buscaba una comparecencia rápida y limpia, y ha leído casi de corrido las palabras que ya tenía preparadas: pidió a Zapatero un Congreso ordinario y no anunció su dimisión. Tras finalizar su breve speech -que apenas duró 4 minutos- los simpatizantes se abalanzaron sobre Rubalcaba, que respondía a los besos y abrazos con un gesto forzado, un hastío bastante mal disimulado. Quería salir de allí lo antes posible. 

Al margen de los militantes "de bulto" que se situaban tras el socialista en el atril, la soledad de Rubalcaba era desoladora. Ningún líder del PSOE se situó en primera línea junto él, ni siquiera su directora de campaña, Elena Valenciano, que permaneció en una esquina en segunda línea. La derrota, parecían querer decir, es de Rubalcaba.

Rajoy, contenido

Sobra decir que los gestos y actitudes en Génova fueron la antítesis a las caras largas del PSOE. La primera comparecencia oficial de los populares corrió a cargo de María Dolores de Cospedal, que valoró los resultados cuando el escrutinio ya rebasaba el 50%. La presidenta manchega estuvo seria y correcta, y se aferró a la prudencia dando un discurso de victoria, pero sin entrar en triunfalismos. 

A Rajoy no parece que le haya costado mucho aguantarse la alegría en la comparecencia ante los periodistas. El ganador de las elecciones generales y futuro presidente del gobierno dio un discurso en clave muy institucional, y lució un gesto contenido y serio durante los minutos que duraron sus palabras. Rajoy se guardaba la euforia para el balcón, al que salió muchísimo más sonriente. Aunque no se desprendió de esa prudencia y tranquilidad que le caracteriza, el líder del PP se calzó la sonrisa cuando puso el pie en el balcón, y se dejó imbuir por los cánticos de la militancia.

De todos los que acompañaron al vencedor (Aguirre, Rubalcaba, Ana Mato, Gallardón, Viri, Pons, Soraya, Pio García Escudero, Cospedal y Arias Cañete) los gestos que más sorprendieron fueron los de 'Viri'. Mientras todos los líderes populares aplaudían felices y se abrazaban con profusión, la esposa del próximo líder del Ejecutivo estaba seria. Muy seria, y con los ojos llorosos. Su gesto no expresaba disgusto ni contrariedad, pero llamó poderosamente la atención que no expresara más claramente la alegría que a buen seguro sentía. Viri saltó cuando los militantes y simpatizantes así se lo pidieron, y nada más salir al balcón besó a Rajoy; pero intentó quedarse en un segundo plano, cosa casi imposible estando situada al lado del vencedor. 

En España

    0
    comentarios
    Acceda a los 28 comentarios guardados