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"De los cajones, tenemos sólo una pequeña parte"

Rajoy y Zapatero escenificaron el fin del traspaso de poderes. Con el antecedente de González en la mente, el PP se prepara para levantar alfombras.

Rajoy y Zapatero escenificaron el fin del traspaso de poderes. Con el antecedente de González en la mente, el PP se prepara para levantar alfombras.

En el Partido Popular tienen un recuerdo grabado a fuego; cuando José María Aznar, en 1996 y tras un traspaso de poderes que el Gobierno de Felipe González tachó de "modélico", se encontró con unas arcas vacías en las que no había ni para lo básico, como la paga de navidad de los pensionistas. El déficit oficial no era, ni de lejos, el real y debajo de las alfombras apareció la herencia envenenada del socialismo.

Éste es el antecedente que siempre tiene presente Mariano Rajoy, que en el primer Ejecutivo de Aznar estuvo al frente de Administraciones Públicas, donde todo estaba "manga por hombros". Y de ahí que, regresando a la actualidad, el presidente en ciernes no se fíe ni un pelo de lo que se pueda encontrar, independientemente de las buenas palabras.

A su estilo, él mismo va dejando pistas: "Cumplir el déficit es la única decisión que hoy aseguro como cierta", afirmó tras su reunión con el Rey Juan Carlos. El límite fijado para el 2011 es del 6% y para 2012 del 4,4%. El Gobierno en funciones asegura que lo está cumpliendo, pero en el Partido Popular lo ponen en cuarentena, por no decir que no se lo creen: "De los cajones, sólo nos han enseñando una pequeña parte", recalca un miembro del equipo encargado del traspaso de poderes.

En este contexto de preocupación extrema, Rajoy visitó por última vez la Moncloa como líder de la oposición. La próxima vez que suba las escalinatas del palacio será ya como presidente, pero en ésta ocasión aún era José Luis Rodríguez Zapatero el anfitrión. Sonrientes, despacharon durante menos de dos horas para "cerrar" flecos de una transición que al jefe popular se le está haciendo eterna. Todo fueron buenas palabras.

El entorno de Rajoy argumenta que no van a lanzar "mensajes alarmistas" hasta "entrar en los ministerios" y comprobar "la gravedad de las cuentas". En el traspaso de poderes, explican, sólo se ha conseguido hacer "un barrido básico de información, el suficiente para ponernos a trabajar desde el día uno". Pero, "lo gordo" aún está "en los cajones, si es que sigue allí". Y es que no pocas voces alertan de posible eliminación de partidas clave, como también ocurrió cuando González dejó el poder.

Lo bueno, o lo malo, de buena parte del equipo del futuro presidente -incluido él mismo- es que vivieron ese traspaso de poderes, que ahora comparan con amargura con el de 2004, "cuando Pedro Solbes no pudo poner un pero" porque Cristóbal Montoro, entonces ministro de Hacienda, "dejó las cuentas claras y superávit".

Llevando esta circunstancia al discurso de investidura, en el PP se curan en salud y ya advierten que Rajoy no podrá entrar en la letra pequeña de su plan de ajuste porque "no tendrá toda la información, todos los datos". "No es lo mismo el volumen a recortar si el déficit público es el real o mentira", exponen. Lo único cierto es que cumplirá con el límite, "teniendo que hacer lo que haga falta", como así solemnizó ante los líderes europeos en Marsella.

Así las cosas, una vez Rajoy sea presidente, la primera orden en el Consejo de Ministros del viernes próximo será ponerse "manos a la obra" y "lo antes posible" emitir un informe sobre cómo están las cosas. Una fiscalización, o una "auditoría interna, como se le quiera llamar", de las carteras. María Dolores de Cospedal lo hizo, y tuvo que aplicar hasta dos planes de ajuste eliminando, por ejemplo, el noventa por ciento de las empresas públicas.
 

Rajoy pretende convertir la navidad en un periodo de aclimatamiento, de contacto. "No habrá vacaciones". Lo que el futuro presidente requiere es que a finales del mes de enero el Ejecutivo ya esté trabajando a pleno rendimiento y con informes fehacientes sobre las cuentas. Eso sí, en aras de la realidad y augurando el pastel, él mismo advierte: algunas medidas "no serán gratas".

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