La estrategia del silencio protagonizada por Mariano Rajoy chocó con su ambiciosa agenda internacional. La tradición monclovita pasa porque tras una reunión con un mandatario extranjero se efectúa una rueda de prensa conjunta. Tal acontecimiento se producirá el próximo lunes, cuando el presidente francés, Nicolás Sarkozy, visite Madrid para mantener un despacho con el jefe del Gobierno y recibir el Collar de la Insigne Orden del Toisón de Oro.
Había tanto defensores como detractores en el entorno de Rajoy sobre la idoneidad de una comparecencia pública. Por un lado, los más reacios argumentaban que el plan de ajuste iba a "ensombrecer" la primera visita de un líder extranjero; que la alianza franco-española quedaría "deslucida" por un batallón de preguntas de los informadores que no irían en el sentido del encuentro. Por otro, los más numerosos, entendían que era "imposible" mantener al jefe de gabinete escondido hasta su comparecencia en el Congreso, prevista para febrero, una vez celebrada la cumbre de Bruselas.
Finalmente, Rajoy sí que dará la cara. La decisión fue suya, algo que nadie pone en duda porque "así está siendo" desde que ganara las elecciones. Según la explicación de un asesor de Moncloa, el presidente decidió incluir una subida de impuestos en su paquete de reformas, a pesar de incumplir su programa, porque "lo malo cuanto antes mejor". Ahora, remata, tendrá opción de "explicarlo" a la ciudadanía.
El ansiado momento llegará el lunes 16, justo dentro de una semana, con Sarkozy como compañero de atril. No será una rueda de prensa "especialmente larga", aclaran, pues "el protocolo" así lo indica.
Esa misma semana, previsiblemente, la primera ministra danesa, Helle Thorning-Schmidt, también aterrizará en la capital del reino en calidad de presidenta de turno del Consejo de la Unión Europea, después de que lo hiciera Polonia. Haciendo caso de la línea de actuación de Presidencia, todo parece indicar que tras el tú a tú también habrá otra rueda de prensa.
Polémica política de comunicación
La línea de acción que ha seguido Rajoy desde que pisara la Moncloa ha provocado más de un disgusto a los suyos, haciendo -por ejemplo- que su mano derecha, la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, se viera por primera vez en apuros en el último Consejo de Ministros. En voz de un cargo popular, el problema fue "no avisar a los españoles de la gravedad de las circunstancias" y "mantener hasta el final que no habría" subida impositiva.
Quizás por ello, a la comparecencia pública del lunes se añadirá una entrevista en la agencia Efe que será publicada este mismo martes. Estará centrada en cuestiones económicas. El entrevistador será el presidente de Efe, Álex Grijelmo.
Mientras, tanto desde su gabinete como desde el Partido Popular siguen ayudando a Rajoy a hacer pedagogía. Este mismo lunes, la Oficina de Información de Génova ofrecía un detallado dossier sobre las medidas del Gobierno. Además, María Dolores de Cospedal convocaba a los medios para responder a "los sondeos de opinión acerca de los ajustes" y llegar a la conclusión de que "los ciudadanos los entienden" a pesar de que la subida de impuestos "guste menos". La clave, insistió machaconamente, está en la cifra del déficit: el Gobierno socialista dijo que era del seis por ciento, pero la realidad demostró que supera el ocho.