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Los dos candidatos se ven ganadores

Los dos candidatos a liderar el PSOE ya han presentado sus avales y encaran la recta final hasta la votación del 38 Congreso.

Este sábado es el gran día para uno de los dos candidatos que miden su fuerza en el 38 Congreso del PSOE para hacerse con las riendas del partido. Los equipos de ambos líderes se encuentran confiados en la victoria ya que todo apunta a que la misma está muy reñida.

De momento, los dos candidatos tendrán que esperar a que los cerca de mil delegados socialistas decidan quién liderará el PSOE durante los próximos cuatro años. Una vez recogidos los avales que les permitirán concurrir a la elección, cuyo plazo se ha cerrado a las 9:30 horas de la mañana, la comisión electoral procederá a verificar las firmas recibidas y a la proclamación oficial de las candidaturas. Después, cada aspirante dispondrá de 45 minutos para exponer ante el plenario su proyecto de partido y se prevé que la votación, secreta y en urna, no comience antes de las 12:30 horas.

Ambas candidaturas han cumplido escrupulosamente con los plazos y antes de las 9:30 entregaban cada uno el 30% de los avales. Por parte de Rubalcaba, los entregó Txiki Benegas, quien señaló que "vamos por delante".

El orden de intervención de los candidatos se sorteará previamente. Entre las 14:00 y 15:00 horas se dará a conocer el resultado de las votaciones y el nombre de la persona que sustituirá a José Luis Rodríguez Zapatero en la Secretaría General del partido. Mientras tanto, los socialistas también habrán puesto en marcha las comisiones de trabajo para debatir su ponencia marco y las enmiendas presentadas e, incluso, tendrán hueco para celebrar un foro sobre municipalismo.

Ya por la tarde y tras el almuerzo, continuarán los trabajos en las comisiones antes de que a última hora el pleno vote las diversas resoluciones. Para concluir la jornada se abrirá el plazo para presentar candidaturas a los órganos internos del PSOE, entre ellos la Ejecutiva Federal, lo que prolongará seguramente hasta la madrugada las negociaciones para configurar la lista. Ayer, el plenario del congreso aprobó el informe de gestión de la Comisión Ejecutiva Federal con un 90,84 % de votos a favor, un 2,60 % en contra y una abstención del 6,56 %.

La noche más larga

La pasada noche no ha sido la más larga de las que tienen que afrontar Alfredo Pérez Rubalcaba y Carmen Chacón en este 38 Congreso -esa será este sábado con la configuración de la nueva ejecutiva-, pero sí la decisiva; la última que ambos vivirán como candidatos a la Secretaría General del PSOE.

El sábado a las 15:00 horas, uno será líder del PSOE; el otro, nada, a la espera de ser integrado, o no, por su adversario. No es más que una orientación de lo que podría ser la votación en el entorno de las 15:00 o 16:00 horas de este sábado. De ahí que las horas previas a la contienda se vivan con intensidad en los dos equipos que aspiran a tomar las riendas del partido de forma definitiva. Quedan por delante conversaciones, corrillos, estrategias, envites, órdagos y cambios de cartas que mucho tendrán que ver con los puestos que las federaciones podrían ver satisfechos en la configuración de la nueva cúpula del PSOE.

 

A estas horas, los más neutrales apuntan a un "empate técnico" que desmienten, como es lógico, los dos equipos oponentes. Y eso no hace más que intensificar las estrategias y aumentar el ruido en el hall del Hotel Renacimiento en Sevilla, donde desfilan los comisarios políticos de uno y otro bando, algunos de sus máximos valedores e, incluso, se dejan ver los candidatos con dos estrategias opuestas.

 

Chacón se esconde entre bambalinas; apenas se pudo ver en todo el día a una candidata cuya estrategia es defensiva, al menos, de cara a la galería. Si las denuncias de presiones, amenazas e, incluso, chantajes del sector pro Chacón (Griñán, Marcelino Iglesias, Tomás Gómez y Pere Navarro) hacían temblar a Rubalcaba en la sombra, la socialista catalana seguía enarbolando la bandera de la democracia interna frente al poder del aparato del partido. "Al PSOE le sienta muy bien la democracia", decía a su llegada.

 

Ella llegó antes pero él lo hizo triunfal. Y a partir de ahí, la cosa cambió. Rubalcaba optó por la estrategia ofensiva; al ataque, con euforia y confianza. "Satisfecho, confiado y agradecido, sobre todo a vosotros", decía Rubalcaba en una triunfal acogida que le daba la razón. Perseguido por un centenar de periodistas y una decena de cámaras de televisión, desfiló con su séquito de adláteres por la planta baja del hotel entre empujones, codazos, dos gigantes carteles en el suelo y una lámpara, a punto de ello. En definitiva, una expectación mediática que dejaba en evidencia la discreta entrada de Chacón.

 

Con Rubalcaba ya dentro del plenario, los suyos lideraban la ofensiva en los pasillos. Unos, como José Antonio Viera, se reafirmaban "con puntos y comas" en sus denuncias sobre las maniobras "inmorales, ilegítimas e ilegales" del sector Chacón. Otros, vendiendo en salas de prensa, reuniones de federaciones o corrillos con delegados "un margen suficiente para ganar", sin localización territorial alguna sino "generalizado en todo el territorio", y que "lejos de decrecer, está aumentando".

 

Unos movimientos de darse por ganadores que calaban en la moral chaconista, cuyos miembros evitaban las grandes acumulaciones y optaban, por encuentros estratégicos liderados, como es sabido, por antiguos asesores de Zapatero. Mas discretos, más formales, más a la defensiva. No en vano una frase: "Me siento como Messi esquivando a Pepe", dijo Chacón -también de forma estratégica en la comida que mantuvo con el exministro Miguel Ángel Moratinos-. Comentario que fue aireado de forma descarada por los suyos, con el ánimo de volver a la estrategia de "Rubalcaba, candidato del aparato".

 

En el equipo de Rubalcaba, se reían: "Manda huevos que ella hable de patadas". Pero Chacón no estaba para bromas. A última hora de la tarde, mientras se debatía en el plenario el informe de gestión de Zapatero, entraba en el hotel junto a Juan Fernándo López Aguilar. Ambos, serios, el rostro desencajado, los ojos vidriosos... Les pedían una foto... A ella le costaba sonreír; Juan Fernando, ni lo intentaba. Hasta mañana no sabremos si eso era también parte de la estrategia defensiva.

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