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Barones del PP aplauden la "valentía" de Aguirre y piden "un debate profundo"

El PP abre el debate autonómico, mientras Rajoy lo ignora. Libertad Digital pregunta a sus barones, que dicen que "el modelo no es intocable".

Nadie tose de puertas para adentro a Mariano Rajoy. Al menos, con nombres y apellidos. Desde las sucesivas victorias electorales, con la excepción de Andalucía y Asturias, el PP se ha convertido en un partido extremadamente presidencialista donde existe una especie de miedo total a verter alguna opinión que se diferencie en algo a la línea marcada por el líder. Sin embargo, esto no quita para que se instalen profundos debates en su seno, como ha ocurrido tras la petición de Esperanza Aguirre de abrir el melón autonómico.

Públicamente, lo que dice Rajoy sigue yendo a misa, como volvió a constatarse este miércoles, en el marco de la plenaria del Grupo Popular en el Congreso. Tras su discurso -en el que excluyó toda referencia al asunto-, y exceptuando la intervención obligada del portavoz, Alfonso Alonso, nadie tomó la palabra. Sonoro aplauso al presidente y fin de la reunión. Así suele ocurrir en las últimas fechas en Génova, donde precisamente fue la líder madrileña la última que reclamó -en el marco de un Comité Ejecutivo- buscar nuevas fórmulas de financiación en Educación y Sanidad, como ahora está llevando acabo el Ejecutivo central.

En el PP nadie habla sin que el jefe dé la venia, pero "la valentía" -según un alto cargo- de Aguirre a favor de devolver competencias al Estado ha favorecido la discusión, que algunas voces reclaman que se traslade a los órganos del partido. "Si Rajoy pide mi opinión yo se la daré, y va en línea con la presidenta madrileña", destacó un barón autonómico, en conversación informal, emplazando a la reunión que se celebrará en Madrid este sábado entre Rajoy y sus presidentes regionales.

"El modelo no es intocable. Yo sí que soy partidario del debate. Después de treinta años se puede abrir con total tranquilidad", expone otro líder autonómico, que apunta a los "nacionalistas y a sus excesos" como "el principal problema" por el que las comunidades autónomas han dejado de funcionar.

Algunos piden abrir una reflexión sin tocar el núcleo autonómico -más en la línea del Gobierno central-, otros piden ir un paso más allá y "reestructurar lo que ha quedado de manifiesto que no sirve", pero la inmensa mayoría apuesta por hablar en serio de los problemas del sistema. Y es así, según uno de ellos, porque "la crisis es tan virulenta que no vamos a poder aguantar". Más de uno recuerda, y hace suya, la frase de Ignacio Diego, presidente de Cantabria: "Vamos desnudos".

A esto se une la herencia recibida. En Castilla-La Mancha, por ejemplo, se cerró el año con el 7,3% de déficit público, ya con el durísimo ajuste aprobado por el Gobierno de María Dolores de Cospedal en marcha. En caso de que el PSOE hubiera seguido gobernando, según cálculos del PP, la cifra hubiera superado el 9%. Y así también ocurre en Extremadura o, en menor medida, en Aragón y Baleares. En la Comunidad Valenciana, Alberto Fabra se enfrenta, de igual forma, a los malos datos recibidos por su colega de siglas Franciso Camps.

Una situación que provoca las dudas sobre la posibilidad de cumplir con el 1,5% exigido para el presente año, bajo amenaza de intervención por parte de Hacienda. Este sábado, los barones populares volverán a exponer el dramatismo de la realidad a la que se enfrentan como gancho para buscar más soluciones, al margen de las ya emprendidas.

En este sentido, Ramón Luis Valcárcel, presidente de Murcia, ya se postuló a favor de transferir al Estado la Sanidad y la Educación. Se mantiene en sus trece "si fuese necesario". La aragonesa Luisa Fernanda Rudi planteó el pasado verano "poner algún límite al Estado de Autonomías". No solo se habla de devolver competencias, sino también de restaurar el cuerpo de funcionarios nacionales o de abordar reformas constitucionales para cerrar el proceso descentralizador.

"Sentarnos y acordar todos juntos puntos de encuentro dentro de nuestras diversas opiniones", en voz de un presidente recién elegido el veintidós de mayo. Este barón en alza, de gran cercanía a Rajoy, habla incluso de "la necesidad imperiosa de una nueva transición política". Un "gran acuerdo que no divida" o "unos pactos de la Moncloa", como defiende José Antonio Monago.

Todo desde el respeto a la diversidad, como reclaman en el País Vasco, "más forales que autonómicos". Pero abriendo el debate más allá de los pasillos o los despachos, como ocurre desde que Aguirre la veda. ¿Rajoy emplazará a ello el sábado? "Mucho me temo que no van por ahí los tiros, pero deberíamos de ponernos serios en este asunto", dice uno de ellos.

En paralelo, el Gobierno insiste en "una cura desde dentro", haciendo los recortes necesarios bajo la batuta de Moncloa y acabando, de una vez por todas, con duplicidades y triplicidades. El viernes, Soraya Sáenz de Santamaría volverá a defender esta línea de actuación, tras un consejo de ministros cargado con la última ola de medidas de ajuste.

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