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Rajoy descarta que España pueda ser intervenida y anuncia más reformas

Tres intervenciones en una misma mañana. Rajoy, por fin, pilotó la respuesta del Gobierno, anunciando una nueva batería de medidas.

Tres intervenciones en una misma mañana. Rajoy, por fin, pilotó la respuesta del Gobierno, anunciando una nueva batería de medidas.

Mariano Rajoy tomó por fin las riendas tras dos jornadas de máxima tensión para España que dejaron al Gobierno prácticamente noqueado. Pero, finalmente, tras la tormenta llegó la calma, también en lo que se refiere a la comunicación gubernamental. En hasta tres ocasiones compareció el presidente en un brevísimo espacio de tiempo. Primero en la sesión de control, después -esta vez sí- respondiendo a los periodistas en los pasillos del Congreso y, finalmente, haciendo pedagogía ante los suyos en una reunión en abierto.

A la par que el jefe del Ejecutivo iba subiendo escalones comunicativos, su equipo se iba relajando. Y, para alivio del Gobierno, la prima de riesgo y la Bolsa también anotaban mejores registros, dentro de la gravedad. "Empiezan a calar los mensajes", según Moncloa, que ya prepara el Consejo de Ministros del viernes, que aprobará una nueva ola de reformas, destacando el plan contra el fraude fiscal, la remodelación del sistema público o privatizaciones de empresas en las que el Estado aún tiene mano.

Tres intervenciones para dejar varios mensajes de calado encima de la mesa. Ante Alfredo Pérez Rubalcaba, el presidente advirtió que no va a aceptar sermones de quienes "llevaron al país al abismo", en voz de un ministro. "Deje de predicar y empiece a dar trigo", le espetó al líder del PSOE. Ante los periodistas, apuntaló la idea de que tiene proyecto y va a acometerlo, con el plus del masivo apoyo recibido en las urnas. Y ya por último, en la plenaria del Grupo Popular, solemnizó a su estilo, sin citar expresamente la palabra prohibida, que España no va a ser intervenida. "No es el caso de España ni este va a ser el caso de España en el futuro. Quiero dejarlo meridianamente claro", sentenció.

Sin duda, la cita con su grupo fue especialmente destacada, entre otras cosas porque los diputados populares ansiaban escuchar al jefe tras días de mucho nerviosismo. Se esperaba que explicara por dónde meterá la tijera en Educación y Sanidad, cosa que no hizo más allá de destacar los enunciados, pero sí que se mostró especialmente contundente. Fuerte pese a las desavenencias y, principalmente, tras la imagen de la huida protagonizada en la víspera.

"Las condiciones de partida en las que nos encontramos exigen una tarea de desescombro de todos los lastres que han impedido nuestra recuperación y han ahuyentado la confianza", expuso, dejando constancia de "la voluntad política" de su gabinete "para afrontar nuestros desafíos". O, en otras palabras, no ceder y seguir con el camino marcado, como a él le gusta pregonar. Su principal objetivo: controlar el déficit público, "nuestras mayor urgencia" ya que "nos jugamos muchos".

Para conseguir que el déficit llegue al 3% en 2013, Rajoy mentó los Presupuestos Generales del Estado, que han cosechado las críticas de la oposición. También sacó pecho al coto puesto "a muchos gastos que son superfluos, prescindibles e injustos". Camino éste que seguirá recorriendo, según su equipo. Además, enumeró los proyectos en mente para que España vuelva a cosechar la confianza internacional:

  • El citado plan de lucha contra el fraude fiscal.
  • Plan de lucha contra el fraude en materia laboral y en materia de Seguridad Social.
  • Reforma del sistema sanitario.
  • Racionalización del gasto educativo.
  • Reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiero para pedirle a las comunidades autónomas ajustes presupuestarios y que asuman sus obligaciones como instituciones.
  • Más pasos en el marco de la reforma del sistema financiero.
  • Reforma del mercado del alquiler.
  • Privatizaciones del sector público.
  • El resto de la reforma del sector energético.
  • La ley de emprendedores.
  • Inicio de la reforma de las administraciones públicas.
  • Medidas para favorecer el mercado único.
  • Una nueva ley de costas.
  • Ley que permita a las administraciones titulares de televisiones autonómicas que "las gestiones de una manera diferente a como ocurre actualmente".
  • Ley de tasas judiciales.

La Unión Europea espera con especial ahínco las mejoras en el marco financiero, si bien en clave doméstica sonó a gloria -según varios cargos del PP- que "de una vez por todas se vaya a meter mano" a las televisiones autonómicas. Otros se preguntaron, un día más, "qué pasa con TVE". Comentarios, todos ellos, tras la intervención de Rajoy, a la que nadie añadió pero alguno, más allá de unas palabras iniciales del portavoz, Alfonso Alonso.

Rajoy también fue especialmente cañero contra el PSOE. Lo fue respondiendo a Rubalcaba, al que acusó de tener "amnesia selectiva", y también después, regañando a los socialistas por sus "piruetas" defendiendo "lo contrario de lo que hicieron". "España ha destruido el doble de puestos de trabajo que la UE durante la crisis, entre otras cosas, como consecuencia de una legislación laboral que hacía recaer todo el ajuste sobre el empleo", expuso, en otro órdago directo al rival político.

Déficit público insostenible, alto endeudamiento con el exterior tanto privado como público, imposibilidad de las entidades financieras de dar créditos a las familias y empresas... a Rajoy le sobraron ejemplos para desprestigiar a los socialistas. Para poner negro sobre blanco y apuntalar la idea de que "estamos viviendo el momento más difícil, que es el de los sacrificios compartidos para corregir los errores del pasado".

"Hemos tomado el camino que necesariamente tenemos que tomar, el de las grandes naciones en las grandes encrucijadas", subrayó, en un tono especialmente patriótico. Será "un camino largo, de reformas históricas, de esfuerzos inaplazables, salpicado en ocasiones con incomprensión", pero se reafirmó en algo que, por otra parte, él tiene grabado a fuego: España avanza "por el camino correcto".

El presidente aún mandó otros dos recados destacados. Ante las críticas del italiano Mario Monti y las palabras de Nicolás Sarkozy sobre España, dijo: "Nosotros no vamos contra nadie, no hablamos de otros países, a todos les deseamos lo mejor, lo que es bueno para España es bueno para la zona euro. Todos tenemos problemas, nosotros trabajamos para solucionar los nuestros y ayudar a la zona euro, y esperamos que los demás hagan lo mismo, que sean prudentes en sus afirmaciones. Todos tenemos una gran responsabilidad, queremos una Europa fuerte en un euro fuerte". En el fondo de la cuestión, un enfado monumental del Ejecutivo, que cree que muchas de estas palabras son "calculadas" para hacer daño a España frente a otros países.

El segundo mensaje fue interno, para evitar distracciones. Para hacer oídos sordos a lo que llamó "ruido", en referencia a las críticas por la comunicación, que se escucharon dentro del propio Ejecutivo. Este término ya lo utilizó cuando los problemas venían de la mano del caso Gürtel. A los diputados del PP reclamó que expliquen las medidas emprendidas, que hagan entender a los ciudadanos la gravedad de la situación. Tomó buena nota María Dolores de Cospedal, que reunió en un almuerzo a los embajadores de la UE para transmitirles tranquilidad y exponerles las reformas.

Para Rajoy, lo importante es que "el Gobierno tiene el apoyo de la mayoría de los españoles y tiene la obligación de gobernar". Y, asegura, lo hará pase lo que pase, aunque la tormenta parezca no tener fin como las pasadas cuarenta y ocho horas.

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