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Rajoy se reafirma en su política económica y pide al BCE que mueva ficha

El presidente tacha de "capital" dar solución a la crisis de deuda a través de "liquidez". No se refiere a Bankia, pese a que Rubalcaba le pregunta. 

Cuando la Bolsa abría para arrojar nuevos números rojos, con una prima de riesgo desbocada anotando un nuevo récord histórico en la era euro -516 puntos con respecto al bono alemán-, Mariano Rajoy accedía al Congreso de los Diputados con la pesadumbre de recibir solo malas noticias. Como el jarro de agua fría que supone leer en Financial Times que el Banco Central Europeo rechaza el plan de saneamiento de Bankia pese al enorme esfuerzo que éste supone para el propio Ejecutivo.

Ante las preguntas de CiU y PSOE, el presidente se reafirmó en su política económica. Recitó un día más los cinco puntos que se incluyen en su plan de acción y solemnizó que seguirá trabajando por la recuperación. Ni una palabra dijo de la entidad financiera en el ojo del huracán, a pesar de que Alfredo Pérez Rubalcaba introdujo en su intervención -pese a que no estaba previsto- una petición para que los gestores de Bankia respondan ante las Cortes. El líder del PSOE pidió "responsabilidad" porque los ciudadanos "tienen derecho a saber lo que ha pasado". En principio, el Gobierno lo descarta.

"Es verdad que vivimos momentos de dificultad económica", afirmó Rajoy, a modo de enunciado. Pero, en relación a la cumbre informal que mantuvieron los líderes de la UE recientemente, insistió en la necesidad de dar una solución a la crisis de deuda. Es "capital", en su opinión, para que el Gobierno pueda seguir luchando contra el déficit público y haciendo su plan de reformas. Sin mentar al BCE, volvió a reclamar instrumentos para recuperar la sostenibilidad y liquidez, en un escenario de asfixia en los mercados. Después, apuntó, podrán venir otro tipo de debates como los eurobonos, de los que se mostró partidario.

Al igual que sucediera la semana pasada, el rifirrafe con Rubalcaba no fue especialmente tenso. Mucho menos con el nacionalista Duran Lleida. Pero el socialista sí que habló de Bankia, cuyas circunstancias centran desde hace días el debate político. El presidente optó por callar, una vez el lunes, en rueda de prensa, dejó claro que no ve oportuna una comisión de investigación. Cree, según su entorno, que podría traer más desventajas en el sentido de que la incertidumbre en el sistema financiero nacional podría ser mayor.

Por su parte, Rubalcaba volvió a apelar al diálogo como herramienta fundamental entre Gobierno y oposición ante la escalada de un prima de riesgo que no tiene intención de relajarse. Es el único punto de acuerdo entre PP y PSOE: la necesidad de que el Banco Central Europeo inyecte liquidez en España a través de la compra de deuda tal y como hizo el verano de 2011. Algo que le ha recordado Rubalcaba a Rajoy -"ya lo hizo en verano del año pasado"- dejando en el Gobierno, aunque sin hacer sangre, la responsabilidad de conseguir que el BCE vuelva a actuar en España.

En los pasillos, algunas voces del Ejecutivo se quejaron de la información de Financial Times, destacando que España aún no ha enviado a Bruselas el plan de saneamiento de la entidad. Y, por ello, se preguntaban cómo el órgano que dirige Mario Draghi ya estaba en disposición de tumbarlo. La desazón volvió hacerse patente, con varios cargos hablando abiertamente de "preocupación". El martes a última hora, se anunció un plan de reequilibrio de la administración pública que tampoco ha servido para calmar la situación.

La pillada de Rubalcaba, para las Sorayas

Era claramente el caballo de batalla de los socialistas: forzar al Gobierno a dar explicaciones, aunque desde un doble discurso. La división interna del PSOE sobre una investigación sobre Bankia fue aprovechada por la portavoz del PP para hacer mención al vídeo que pilló in fraganti a Rubalcaba y en el que amenazó con echar de la Ejecutiva a Maru Menéndez: "Ustedes sólo dicen la verdad cuado creen que nadie les oye".

Soraya Rodríguez le recriminó a la vicepresidenta su política de información: "Usted oculta información los viernes en la mesa del Consejo de Ministros", dijo en referencia a las cifras de déficit de Madrid y Valencia que se conocieron un viernes por la tarde después de la rueda de prensa de Sáenz de Santamaría. La portavoz del Ejecutivo contratacó de nuevo con la división interna del partido socialista: "No es el mejor dia para hablar de la política de información de otros, señora Rodríguez".

 

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