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Cristina Hoyos y Nepote, 4

Lo que ha ocurrido en el caso de Cristina Hoyos tiene algo que ver con la enfermedad senil del sobrinismo, o nepotismo.

Es sabido que el nepotismo es una vieja costumbre de la humanidad, sobre todo de la humanidad poderosa con generosa y amplia familia. Nepote, sobrino en latín, resume políticamente al "familiar" colocado por la cara (tenga parecido físico o no con el tito) y nepotismo hace referencia a la costumbre de situar estupendamente a la familia al margen de sus méritos profesionales o artísticos, atendiendo más que nada a valores como la confianza y la lealtad, sobre todo esta última.

Pero, a veces, la lealtad no es suficiente porque, a veces, oculta la incompetencia y conduce a la familia a la ruina. Cristina Hoyos procede, según ella, de una familia muy humilde. No tuvo hijos con Juan Antonio Jiménez Fernández, gran bailarín, por cierto oscurecido por el tándem Hoyos-Gades, entre otras cosas por su dedicación al baile y, como es frecuente en estas ocasiones, emergen como pulpos los sobrinos y las sobrinas. Lo que ha ocurrido en el caso de Cristina Hoyos, además de las ambiciones personales y los sectarismos políticos, tiene algo que ver con la enfermedad senil del sobrinismo, o nepotismo.

La sobrina principal se llama sorprendentemente igual que su tía, de la que ha asumido el nombre completo: Cristina Hoyos Panadero y sólo se distinguen por el físico y por el carné de identidad, que es diferente. Pero en el mundo de la comunicación a veces es difícil distinguirlas. ¿Cómo es que una sobrina ha adquirido tal poder económico y administrativo en lo que debería ser, por mérito propio, el honroso capital de una gran artista que ha ganado mucho dinero? Por poner un ejemplo inmediato y relacionado en el Museo del Baile Flamenco, un desastre de crítica y de público para la Hoyos tras el anuncio de su venta mediando subvenciones públicas de casi un millón de euros, Tina Panadero, la sobrina, tiene un papel preponderante. El Museo era y es privado pero ofrecía en "exclusiva" la contratación del Ballet Flamenco de Andalucía, compañía pública de danza de la Junta a través de la la empresa Trajana Producciones SL., a la que ya nos referimos la semana anterior.

Esta empresa pertenece a la Hoyos mayor, la artista, y a Tina Panadero, o Cristina Hoyos Panadero II, que se encarga de la gerencia y contratación. Juan Antonio Jiménez, esposo de la Hoyos, figura como apoderado. La verdad es que el contrato público-privado que parieron con la Junta es una genialidad. Con el sistema Hoyos, una empresa privada se encarga de distribuir al Ballet de Andalucía, público, y la facturación de cada contrato que firma no revierte completamente en el propio Ballet, sino que va a las cuentas de la empresa privada, que cobra por el trabajo de una compañía mantenida con fondos públicos. Así de ¿claro? lo contaba una agencia de noticias.

Más sobrinos, incluso sobrinos políticos

Trajana Producciones es una sociedad limitada en la que también dicen algunos que posee una parte de la empresa su sobrino Rafael Díaz Hoyos. ¿Y quién es Rafael Díaz Hoyos? Pues es uno de los hijos del matrimonio formado por Ventura Díaz Puente y Mercedes Hoyos Panadero, y hermano de otra amante del artisteo de la familia, Lucía Hoyos (Díaz Hoyos en realidad), que, como indica su cambio de nombre, se quiere apoyar con claridad en el capital familiar y artístico de la supertita.

Ya hemos dicho que su marido, Juan Antonio Jiménez, es bailarín y ha sido subdirector del Ballet. Sus sobrinos Tina Panadero y Rafael Díaz Hoyos trabajaban también en él, ella como productora y él como «road manager», una especie de diseñador de giras y eventos. Además, en un principio Juan Paredes, la pareja de otra de sus sobrinas, Mercedes Hoyos, también trabajó para el Ballet en labores de producción, aunque ahora se encarga de organizar los cursos del Museo del Baile Flamenco de Cristina Hoyos, de titularidad privada.

Por cierto que Mercedes Hoyos, la sobrina, fue colocada a dedo en Televisión Española allá por los años 80 cuando el director de la RTVE en Andalucía era Paco Cervantes Bolaños, protagonista de un escándalo colosal por despilfarro (o váyase a saber qué) de miles de millones de dinero público. ¿O fue Tom Martín Benítez el que la contrató? Pues no hay seguridad,.

En realidad, en el Museo del Baile Flamenco, una sociedad de 1.020.000 euros de capital social, sólo aparecen como administradores la sobrina, llamada en el registro María Cristina Hoyos Panadero, la artista y su marido, Juan Antonio Jiménez Fernández, que en pocos más sitios ni propiedades aparece. Todo a nombre de las dos Cristinas Hoyos. La primera que constó en 2002 fue la sobrina y luego, emergieron como apoderados la artista y su marido.

Tina Panadero es también la encargada de la gerencia y contratación artística del Museo del Baile Flamenco. Kurt Grotsh ostenta también la dirección de comunicación y desarrollo del Museo del Baile Flamenco. ¿Y quién es Kurt Grotsh? Pues casi un sobrino político de la Hoyos.

Respecto a la casa-Palacio del Museo, Tina Panadero dijo: "El edificio costó 130 millones de pesetas a través de un crédito. Hemos invertido nuestro patrimonio. El crédito venía avalado por la casa de Cristina Hoyos y la mía. La Junta no nos ha regalado nada. Faltan de pagar 3,5 millones de euros del crédito. Es un museo privado creado con dinero privado. Podemos hacer lo que queramos con él. No podemos hipotecar toda nuestra vida para sacar adelante un proyecto que se hunde".

Pues hemos buscado para ver más claro y lo que sí es cierto es que la presencia de la sobrinísima Tina Panadero en la vida de la artista se mezcla hasta en las propiedades inmobiliarias. Por ejemplo, en su mansión de Tomares, ciudad próxima a Sevilla enclavada en todo el meollo del Aljarafe, en la exclusívisima urbanización de Los Villares Altos. Tiene que ser una mansión por su extensión, más de 1.500 metros, por su superficie construida, casi mil metros y su precio, con una HIPOTECA a favor de la entidad TRIODOS BANK NV SUCURSAL EN ESPAÑA, en garantía de un préstamo por un importe global de DOS MILLONES DE euros correspondiendo a esta finca UN MILLÓN TREINTA Y CINCO MIL DOSCIENTOS NOVENTA Y OCHO CON SESENTA Y DOS euros de principal.

Pero lo más curioso es que la suntuosa propiedad está sólo a nombre de la tía y la sobrina, y de nadie más. Y, claro, esta relación, al más viejo estilo del nepotismo europeo, tenía que cuartear el edificio. Por ejemplo, ya hace años, Tina Panadero fue el fulminante de la crisis entre la Hoyos y la Agencia del Flamenco. Según su entonces director Alberto Bandrés, Tina Panadero se extralimitaba en sus funciones.

La suspensión de "Viaje al Sur" en la Cumbre Flamenca de Murcia se debió, según fuentes oficiales de la Junta, a que la sobrina de la bailaora se había negado a que la compañía hiciera tal función después de un enfrentamiento con Bandrés en el que ésta solicitaba competencias de contratación. Además, estaba lo del USA Flamenco Festival de febrero de 2006. El equipaje se perdió en el aeropuerto y la Hoyos se negó a ofrecer la gala cuando ya el público estaba sentado en las butacas del Lisner Auditorium de Washington. En fin. Dimitió Bandrés. No conviene despreciar el poder de una sobrina en un régimen como el andaluz.

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