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Las cintas de Bermúdez: ni rastro de Goma 2 ECO

Cuando aparecieron DNT y nitroglicerina en las muestras del 11-M, la reacción de los peritos oficiales fue de preocupación, desconcierto y, en un primer momento, de reconocer la importancia del hallazgo. Más tarde, trataron de quitarle hierro. Comenzaba la teoría de la contaminación.

Las cintas de la pericial de explosivo del 11-M tienen una gran relevancia porque en ellas se puede ver cómo los peritos del Ministerio del Interior (dos de la Policía y dos de la Guardia Civil) se muestran desconcertados, contrariados y tratan de quitar importancia a la aparición de dos sustancias: el dinitrotolueno (DNT) y la nitroglicerina. Ambas no forman parte de la Goma 2 ECO y sí del Titadyn, explosivo habitualmente utilizado por ETA.

Estas cintas son fruto de las grabaciones de las cámaras que Gómez Bermúdez ordenó instalar en el laboratorio de la Policía Científica cuando decidió, poco antes de que comenzara el juicio, realizar los análisis de los explosivos de la matanza. Sin embargo, no las mostró durante la vista oral –tampoco lo solicitó ninguna acusación ni ninguna defensa– y se las ha negado a las víctimas durante tres años.

En ellas los peritos oficiales, al aparecer estas dos sustancias ajenas a la Goma 2 ECO, decían cosas contrarias a las que luego sostuvieron en sede judicial. Es decir, mintieron al tribunal encargado de juzgar el mayor atentado terrorista de España. Bermúdez conocía el contenido de esas cintas. A pesar de ello, sostuvo su sentencia en las declaraciones que los peritos realizaron en el juicio.

El Mundo ha comenzado a desvelar parte del contenido de las grabaciones. En las imágenes y el contenido publicados se puede observar el malestar que vivieron estos cuatro peritos cuando apareció el DNT y días más tarde la nitroglicerina.

La aparición de estas dos sustancias echaba abajo toda la versión oficial de la masacre, defendida a capa y espada por la Fiscalía: una trama asturiana, cuya cabeza más visible es Emilio Suárez Trashorras, vendió Goma 2 ECO procedente de Mina Conchita a la trama islamista, que quería vengarse del Gobierno de Aznar por su participación en la guerra de Irak. Eso y sólo eso era lo que había que demostrar.

Para tratar de deslegitimar las evidencias científicas se inventaron todo tipo de teorías de la contaminación, aunque todas ellas quedaron invalidadas: la contaminación en fábrica, la contaminación en la mina, la contaminación por acción humana y la teoría de las moléculas voladoras.

La contaminación en fábrica

Esta teoría consistía en decir que en la fábrica Maxam la Goma 2 ECO se había contaminado al entrar en contacto con restos de la Goma 2 EC, que a diferencia de la ECO sí contiene DNT, y que, según esgrimía el jefe de la pericia, el policía Alfonso Vega, también contenía nitroglicerina. La fábrica dijo que era imposible que quedaran restos y que estos hubieran contaminado a la Goma 2 ECO. Pero no sólo eso. Aportó un informe que indicaba que la Goma 2 EC no contiene nitroglicerina desde el año 1992 y que este explosivo se había dejado de fabricar en el año 2002.

La contaminación en Mina Conchita

Este argumento era parecido al anterior: cartuchos almacenados en la mina de Goma 2 EC al entrar en contacto con la Goma 2 ECO la habrían contaminado. Científicamente quedó invalidado en el juicio. Los peritos admitieron que la humedad habría imposibilitado la contaminación. Además la EC no contiene nitroglicerina.

La contaminación por acción humana

Se llegó a esgrimir la posibilidad de que los terroristas hubieran amasado ellos mismos los dos tipos de explosivo. Eso no explicaría la presencia de nitroglicerina, pero es que además los propios peritos explicaron que si esto hubiera sido así habría aparecido “algún cartucho intacto” de Goma 2 EC. “Además, hubiera aparecido más cantidad de DNT. No se puede realizar una mezcla tan homogénea”.

La teoría de las moléculas voladoras

Sólo quedaba pues la teoría de las moléculas voladoras. Teoría ésta surrealista e imposible, pero la única a la que la versión oficial podía agarrarse. Consistía en que las muestras del 11-M se habían contaminado en el laboratorio de los Tedax.

Los peritos oficiales situaron la contaminación en el armario del laboratorio de esta unidad policial donde estuvieron almacenadas durante tres años. Pero esto chocaría de plano con lo declarado por la jefa de laboratorio de los Tedax responsable de su almacenaje.

La química de los expertos en desactivación de explosivos declaró ante el tribunal que guardó en un armario, totalmente cerrado y a temperatura constante, únicamente las muestras del 11-M, y éstas a su vez impermeabilizadas con multitud de capas: en una bolsa dentro de la cual estaba una caja de cartón con bolsas de plástico que contenía sobres los cuales, a su vez, tenían bolsas cerradas con cinta aislante.

La muestra M-1 y el apagón

El DNT y la nitroglicerina aparecieron en la muestra M-1, la única que no había sido lavada con agua y acetona. La químico de los Tedax sí lavó las demás, pero no guardó esas soluciones acuosas. Ésta se encuentra acusada ahora, en la misma causa que se sigue contra Sánchez Manzano ,de falso testimonio, omisión del deber de perseguir delitos y encubrimiento por ocultación de pruebas.

Después de aparecer el DNT, hubo un apagón en el laboratorio y las cámaras dejaron de grabar. Tras ese apagón empezó a aparecer esta sustancia en las muestras que habían sido analizadas en 2004 sin que se detectase. La teoría de la contaminación estaba en marcha.

La mentira del dibutilftalato

Una tercera sustancia jugaría un papel importante de cara a la versión oficial de los hechos: el dibutilftalato. Los magistrados sostuvieron en su fallo que esta sustancia es "componente la Goma 2 ECO y no lo tiene el Titadyn" y añaden que "un componente exclusivo de ese tipo de dinamita plástica en un porcentaje relevante -más del 1%-, el dibutilftalato, está en todos" los focos de las explosiones. Por eso concluyen que el explosivo utilizado es la Goma 2 ECO, la que sustrajo el asturiano Emilio Suárez Trashorras y que entregó a los islamistas de Lavapiés.

Así lo dijo el perito de la Guardia Civil Carlos Atoche y el jefe de la pericia, Alfonso Vega, en la declaración delante del tribunal del 11-M. Pero no durante la pericial. Y es que el dibutilftalato es una sustancia que puede estar en todas partes como en pinturas, plásticos etc.

Es más, el propio Vega en la causa que se sigue en los juzgados de Plaza de Castilla contra el que fuera el comisario jefe de los Tedax, Juan Jesús Sánchez Manzano, reconoció hace poco cuando fue a testificar que esta sustancia no es un componente de los explosivos.

Desmontadas pues las teorías de la contaminación, la Fiscalía pasaba del: es Goma 2 ECO "y vale ya", de Olga Sánchez, al "da igual" el explosivo que estallara en los trenes, del fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Javier Zaragoza.

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