La detención de los tres etarras que controlaban la logística de ETA, los encargados de proporcionar armas y explosivos a los grupos etarras que comenten los atentados, sigue dando sus frutos. Este viernes, las policías francesa y española localizaban otros cuatro zulos de ETA en el país vecino.
El primero de ellos era localizado en la pequeña localidad de Plaussenous, situada en la región de Languedoc-Rosellón, en el departamento de Hérault, cuya capital es Montpellier. En el mismo, la policía encontró un bidón de color blanco de una capacidad aproximada de 50 litros. En el interior encontraron tres recipientes, tuppers, estructurados ya como bombas-lapa, con sus iniciadores y sus temporizadores. Además, había cinco metros de cordón detonante artesanal, cinco sistema de verificación de circuitos, e instrucciones sobre las bombas-lapa y temporizadores.
Las tres bombas-lapa ya preparadas tenían en su mecanismo un temporazidor que permitía programar su explosión con una "gran antelación", que podrían incluso llegar hasta un año entero. Precisamente, los investigadores de los atentados perpetrados en la isla de Mallorca en los últimos días de julio, entre ellos, el que costó la vida a dos agentes de la Guardia Civil, manejaban entre sus hipótesis que las bombas hubiesen sido programadas con días de antelación para permitir a los terroristas de ETA salir de la isla antes de que estallasen.
Las Fuerzas de Seguridad descubrieron el segundo zulo en Ferrals-les-Montagne, también en el departamento de Hérault. En él había tres bidones con capacidad total aproximada de 350 litros, con el siguiente contenido: 2 paquetes con la anotación "Pentrita" conteniendo entre 7 y 8 kilogramos aproximadamente; una bolsa con munición; dos rollos de cordón detonante artesanal; cinco silenciadores; una bolsa con componentes electrónicos; una báscula de baño; una balanza de cocina electrónica; una placa eléctrica; una bolsa con tornillos y tuercas; alrededor de 2.000 cartuchos; once revólveres Smith&Wesson; cuatro pistolas automáticas de la marca Smith&Wesson; y 55 detonadores.
Horas más tarde, ya por la tarde, era localizado un tercer escondite de ETA, esta vez en la localidad de Minerve, situada a algo más de cien kilómetros de Montpellier. Allí, las policías francesa y española encontraron 17 bidones, catorce de ellos con entre 20 y 25 kilos de nitrato amónico granulado cada uno. En el interior de los otros tres bidones había doce kilos de pentrita, distribuidos en paquetes de un kilo cada uno; tres bombas-lapa con dispositivo de iniciación preparadas para su utilización, pero sin explosivo ni detonador; cordón detonante en rollos; temporizadores; varios recipientes de plástico (tuppers) vacíos; componentes electrónicos; varios transformadores; iniciadores de mercurio de varios tipos; e instrucciones en euskera sobre bombas-lapa.
Con posterioridad, se localizó un cuarto zulo de ETA, cuya localización exacta no ha trascendido, y que las Fuerzas de Seguridad todavía no habían abierto para comprobar su contenido.
Siete arsenales en tres días
Con los cuatro zulos encontrados este viernes, sube hasta siete el número de escondites de ETA localizados por las policías francesa y española desde que el pasado miércoles fuera detenidos en la estación de esquí de Villarembert los tres etarras – Aitzol Etxaburu, Machaín Beraza y Andoni Sarasola– que dirigían la logística de ETA y hasta algo más de media tonelada la cantidad de explosivo incautado.
El jueves se hallaron otros dos zulos con material para fabricar decenas de bombas-lapa: el primero fue descubierto en la localidad de Camplong, donde se halló abundante material para la fabricación de bombas, como diez kilos de nitrato amónico, nitrato de sodio, cordón detonante, 83 detonadores y dos revólveres, además de componentes electrónicos y químicos. En el segundo hallado cerca de Burdeos se encontraron herramientas para fabricar también artefactos explosivos y documentación de la banda terrorista.
El miércoles, tras las detenciones, la Policía Judicial francesa ys encontró un primer zulo en la localidad de Ferrières, en los Altos Pirineos, en el que se intervinieron más de cien kilos de explosivos.