L D (Europa Press) Contra Landazábal, de 53 años, pesa una orden internacional de búsqueda y captura dictada en 1993 por el Juzgado de Instrucción número 4 de la Audiencia Nacional por el intento de asesinato en 1981 del director de La Gaceta del Norte.
Según fuentes de la lucha antiterrorista, la detención fue posible gracias al trabajo de la Policía Nacional en colaboración con las autoridades venezolanas.
Los Servicios de Información españoles han comenzado a desplegar una estrategia para impedir que ETA trate de reforzarse a través de la captación de etarras que residen en Latinoamérica. En Venezuela viven unas cuarenta personas vinculadas a ETA, la mayor parte huidos de la Justicia, el grupo más susceptible de ser repescado por la banda terrorista.
La suma de miembros de ETA en países latinoamericanos roza en la actualidad el centenar. Durante los últimos años se viene produciendo un trasvase de militantes de la banda de México a Venezuela, en un proceso que se aceleró a partir de 2006 con motivo de la extradición de seis terroristas que participaban desde el país azteca en la trama financiera de la organización, y que aún dura.
El colectivo de huidos, a diferencia de los deportados, percibió que México ya no era un país seguro para huir de la Justicia española y muchos de ellos pusieron rumbo a Venezuela, al calor de la ambigüedad que ha mostrado el régimen de Hugo Chávez con la banda. Aunque en México sigue siendo el país con más etarras, unos 45 frente a los ochenta que había en 2004, la Policía española ve un mayor riesgo de movilización entre los huidos que residen en Venezuela.
Completan la colonia latinoamericana una decena de etarras residentes en Cuba, el grupo que menos variaciones ha sufrido desde que llegaron deportados siete miembros de la banda como consecuencia de un acuerdo entre el Gobierno de Felipe González y el de Fidel Castro en 1984. Además, hay una presencia "testimonial" de etarras en Nicaragua, Panamá y Uruguay.