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Diez años de Zapatero: bambi, la zeja y el talante

Se cumplen diez años desde que Zapatero venciera, contra todo pronóstico, el XXXV Congreso del PSOE que le regaló las riendas del partido, por tan solo 9 votos de diferencia con su todopoderoso rival José Bono. Zapatero lo celebrará por todo lo alto hoy en Ferraz. Sólo hablará él.

Se cumplen diez años desde que Zapatero venciera, contra todo pronóstico, el XXXV Congreso del PSOE que le regaló las riendas del partido, por tan solo 9 votos de diferencia con su todopoderoso rival José Bono. Zapatero lo celebrará por todo lo alto hoy en Ferraz. Sólo hablará él.

Hace diez años que Jose Luis Rodríguez Zapatero, entonces diputado y Secretario General Provincial del PSOE de León acudía al 35 Congreso del partido, del que habría de insuflar ánimos a un socialismo de capa caída tras la derrota de Almunia. Fue el último en presentar candidatura, como líder de la corriente reformadora "Nueva Vía", que apostaba por la modernización del partido "sin renegar de la herencia recibida".

Se enfrentaba José Bono, Matilde Fernández y Rosa Díez. Él era el "candidato sorpresa" con escasas expectativas de triunfo. El entonces presidente de Castilla La Mancha era el sucesor natural de felipismo, encabezaba todas las quinielas y se antojaba casi imbatible.

Pero el apoyo a Zapatero del socialismo catalán, comandado por Pascual Maragall, le aupó hasta la Secretaría General: logró la victoria por un escaso margen, 441 apoyos frente a los 405 de Bono. Nueve votos clave que determinaron su futuro. Estrenó liderazgo fijando objetivos: "Cambiar el partido, hacer una oposición útil socialmente, renovar profundamente las estructuras internas y hacer un proyecto de una nueva izquierda y de modernidad para España", decía entonces.

Pero todos los vientos le soplaban en contra. Al menos, dentro del partido. Todas las "familias" del socialismo parecían reacias al joven de León, que acabó desafiando al todopoderoso aparato de Ferraz y se fue abriendo paso entre los militantes -hartos de los bandazos del partido desde la renuncia de Felipe González- gracias a un minucioso trabajo casi a pie de calle.

La nueva Ejecutiva socialista no tenía representación de los tradicionales sectores del partido: ni guerristas, ni renovadores. Estaba llena de rostros desconocidos, con una media de edad de 40 años.

Zapatero aterrizó también el escenario internacional, repitiendo su mantra -"Talante, talante, talante"- y apostó por el cambio "tranquilo" y una oposición que tildaba de "constructiva". Al principio, se mostró dialogante con el presidente del Gobierno José María Aznar, entendimiento que fructificó en dos acuerdos clave: el pacto por las libertades y contra el terrorismo y el pacto por la Justicia.

Hasta que se produjo el hundimiento del Prestige, y el líder tranquilo de León decidió plantar batalla al PP olvidándose del diálogo. Aprovechó el tirón, y logró perjudicar la imagen del Gobierno. Desupués, los enfrentamientos se sucedieron: en 2003 durante el Desfile del Día de la Hispanidad, permaneció sentado ante el paso de la bandera estadounidense, provocando un gran malestar diplomático con la Casa Blanca. Protestaba por la Guerra de Irak, uno de sus grandes caballos de batalla en las siguientes elecciones generales.

Elecciones 2004: el impulso del 11-M

Los comicios de 2004 quedaron marcadas por los atentados del 11-M. Tanto es así, y pese a que días antes de los comicios el Centro de Investigaciones Sociológicas vaticinaba una mayoría absoluta del PP, Zapatero venció con 5 puntos de ventaja. Con su llegada a la Moncloa, el partido quedó en manos de José Blanco, que lo condujo con mano de hierro.

Poco queda del PSOE que heredaron, porque Zapatero y Blanco han ido moviendo piezas hasta conseguir un partido a su medida, en una tarea no exenta de dificultades, en las que tuvieron que dinamizar la vida orgánica del socialismo español.

Una década después, se han "jubilado" los tradicionales "barones" de la época de Felipe González, e incluso muchos de los dirigentes de "Nueva Vía" tienen ahora papeles muy secundarios, como Jesús Caldera o Juan Fernando López Aguilar.

La negociación con los terroristas de ETA

El terrorismo también marcó esos primeros cuatro años y, en marzo de 2006, ETA anunció un "alto el fuego permanente" , en el que los socialistas se reunieron con los terroristas, en un mal llamado "proceso de paz". Pero, tras el atentado de la T-4 del aeropuerto de Barajas, el Gobierno dio por "roto, liquidado y acabado" en enero de 2007.

También lanzó a dar ánimos a la reforma de los estatutos de autonomía, que tuvo en el catalán su principal exponente. Durante estos diez años los socialistas han alcanzado otro de sus sueños: gobernar en el País Vasco. 

"Con Z de Zapatero" fue el eslogan y "la zeja", el gesto que el PSOE escogió para una campaña "desenfadada" con la que pretendía explicar los logros del Gobierno en esa legislatura, con la mirada puesta en las elecciones generales de 2008, que volvió a ganar. 

Una década después de aquel caluroso día de julio de 2000, en algunos sectores del PSOE ha comenzado a hablarse de recambio.

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