Los aplausos de los dos mil simpatizantes y militantes que han abarrotado el auditorio de León rugieron bastante más que los gritos de dos grupos -uno de ellos de mineros- que han increpado a los dirigentes del PP, reunidos en la tierra de José Luis Rodríguez Zapatero para abordar las necesidades de los patriotas en el exterior.
Tanto a ellos como, principalmente, a quienes residen en España, Mariano Rajoy se presentó como solución ante un Gobierno que sólo crea “confusión”. Tanto es así que el jefe de la oposición ya ve de “emergencia nacional” un cambio político, y por ello volvió a instar al presidente a que disuelva las Cortes y convoque a los ciudadanos a las urnas.
“Hoy ya no nos importa ni el Gobierno ni su presidente”, afirmó, para a renglón seguido insistir en ese adelanto electoral, que Zapatero ya ha dicho que no tiene en mente. Conocedor de este extremo, Rajoy le hacía una única petición: “Si no quiere que los españoles hablen, al menos cabe exigir que gobierne y que gobierne bien”.
Hecha la exigencia, el líder del PP se contestaba porque, según dijo, “el Gobierno está instalado en la ceremonia de la confusión” y ahora sólo tiene como objetivo “resistir” a tenor de unas encuestas que prevén un auténtico terremoto electoral en las citas venideras. “Ya se acabó el tiempo de perder el tiempo”, proclamó.
Y frente a esa fotografía de la derrota que, a sus ojos, representa el Gobierno socialista, Rajoy presentó otra instantánea -ésta del éxito- y que tiene como protagonista al Partido Popular. “España necesita un cambio político y eso nadie lo discute. Un cambio que lo tiene que liderar el PP y que no quiere prescindir de ningún español que viva aquí o en el resto del mundo”, apuntó, haciendo uno de los pocos guiños a los españoles no viven en el país, teóricos protagonistas del cónclave.
En este sentido, el líder de los populares volvió a machacar el “aquí caben todos” ya que “no preguntamos a nadie ni de dónde viene ni dónde está sino a dónde quiere ir”, y es que el “proyecto” del PP “lleva incorporada una invitación a todos los españoles”.
Un programa marcado “por la concordia y la unidad” y que “apuesta por la ley”, la cual -recalcó Rajoy- también está “por encima del presidente del Gobierno”.
Previamente a esta intervención, se producía otra foto más, ésta con mucho morbo político. Aunque inicialmente no estaba previsto, la flamante candidata por Asturias, Isabel Pérez Espinosa, hacía acto de presencia en la reunión que Rajoy mantenía con el consejo de españoles residentes en el exterior. Y tras ella conseguía que los fotógrafos la inmortalizasen con el presidente del PP, que a la vista de su agenda no tiene previsto acudir al Principado en breve.
Un espaldarazo público con el que acaba una semana de gestos en contra Francisco Álvarez Cascos; el último ayer mismo cuando Rajoy se apuntó el tanto de que José María Aznar hiciera su apoyo más decidido desde el convulso congreso de Valencia.