En el Partido Popular son conscientes del delicado momento que vive su alianza con el Gobierno en la lucha contra ETA. Agoniza, incluso, en palabras de veteranos del partido. Pero, pese a todo, Mariano Rajoy no ha querido bajar el nivel de exigencia: la banda terrorista no puede colarse en las instituciones.
Con esta advertencia, realizada en el transcurso de la Junta Directiva Nacional, mandaba un mensaje claro al Ejecutivo, pero también a la delegación de los populares vascos, encabezados por Iñaki Oyarzábal, que recientemente hacía unas ambiguas declaraciones sobre la marca etarra.
Ya en rueda de prensa, la secretaria general de los populares, María Dolores de Cospedal, se ceñía a las palabras de Patxi López -que desvinculó a Sortu con ETA- y reclamaba al Gobierno que le desautorizara. "Le debería de haber corregido inmediatamente", enfatizó.
"El Gobierno tiene que rectificar las palabras del lehendakari (...) Fueron muy desafortunadas. Un tremendo error", insistió en varias ocasiones la número dos de los populares, que también quiso dejar bien claro que "Sortu no es distinto a ETA" y que, por lo cual, el Gobierno tiene que evitar que pueda concurrir a las elecciones de mayo.
Con estas declaraciones, Cospedal se unía a su colega Esteban González Pons, que también desde la sede nacional de los populares instaba al Gobierno a que, con carácter urgente, desautorizara al presidente vasco. Sin embargo, ha ocurrido exactamente lo contrario y el titular de Justicia, Francisco Caamaño, ha avalado esta tesis.
Un extremo que ha puesto, aún más si cabe, en alerta al Partido Popular, que -según fuentes solventes- rediseña su discurso para darle un tono de aún mayor contundencia. "Es intolerable, y hay que decirlo voz en grito", arguyeron fuentes de la cúpula nacional.