El temor se extendía con rapidez por las diferentes salas habilitadas por el hotel Reconquista para la convención nacional de los populares: Francisco Camps será sentado en el banquillo de los acusados por el caso de los trajes ante de las elecciones de mayo.
La información venía de las fuentes habituales que el PP tiene en el mundo de la judicatura, y que suelen hilar fino en sus augurios. De hecho, ya avanzan que “todo parece indicar” que esa fotografía que tanto asusta a Génova se producirá en febrero, en plena precampaña electoral.
“Esto huele mal. Muy mal. Ya veremos como aguantamos el golpe”, afirmaba, con cara de circunstancia, un miembro de la plana mayor de la formación, que despachaba con otros dirigentes de segundo rango que asentían no sin preocupación.
Y es que, dejando a un lado el caso Cascos, la “delicada” situación que atraviesa la formación en la Comunidad Valenciana preocupa, y mucho, a la dirección nacional. Tanto que Mariano Rajoy, habilidoso en los tiempos donde los haya, ya optó hace algunas semanas por aparcar la proclamación del candidato por esta comunidad hasta el último momento.
“Camps sabe que todavía no es candidato. Ahora está a la espera, y con él todos nosotros”, apuntaba un miembro de los trescientos que forman parte de la delegación valenciana a la cumbre, y que se reúne esta noche. “Vamos a intentar escenificar lo que no somos: una piña en torno a Camps”, recalcaba.
El abrazo con Rajoy
Ayer, al inicio de la convención, el presidente valenciano conseguía la primera instantánea que iba a buscando; la del abrazo con Rajoy, acompañado de sonrisas y una breve conversación. A su alrededor, decenas de fotógrafos inmortalizando el momento.
Ya este sábado, segunda fotografía: el PP le concedía un hueco en una de sus mesas de trabajo, la presidida por Ana Mato bajo el título “Lo primero, las personas”. “Vamos a ganar las elecciones, aquí hay una alternativa que lidera Mariano Rajoy”, afirmó el barón regional, que fue muy aplaudido. Cuando concluyó, varias manos golpearon su espalda.
“Es y será el candidato, pase lo que pase”, sentenció la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal. Y es que, ya en su día, Rajoy arguyó que “tres trajes” no son suficientes para dar el portazo a Camps elevando, a buen seguro, a la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá.
Dicho lo cual, y a pesar de tan demoledora afirmación de la mano derecha de Rajoy, las fuentes de la dirección nacional consultadas por Libertad Digital advierten que “hay que esperar” a esa citación de febrero -si es que llega- y ver entonces “cómo aguantamos el chaparrón”. Y aún más importante, “cómo lo aguanta” el afectado.
Lo que sí que es seguro, recalcan, es que el equipo jurídico que capitanea Federico Trillo intentará retrasar “al máximo” el banquillo y todas las repercusiones políticas que podría acarrear. ¿Es esto el elemento de enjundia del que habló Rajoy para apartar a Camps? “No, pero todo dependerá de lo fuerte que nos golpee. Todavía no sabemos si el caso Gürtel está totalmente superado”.