(Libertad Digital) Muchos son los escándalos sucedidos en España durante los 14 años que el PSOE de Felipe González estuvo en el poder. Este domingo se conmemora la XXV victoria socialista en la que el ex presidente del Gobierno y Alfonso Guerra han pasado casi de puntillas. Más desvinculado se muestra Rodríguez Zapatero, que se ha preocupado de desmarcarse de su antecesor y a quien la crisis del AVE ha puesto contra las cuerdas.
El resultado electoral de 1982, apabullante: 202 diputado en el Congreso. "A España no la va a conocer ni la madre que la parió", predijo Guerra. Y así fue. Los episodios más oscuros de la democracia española se sucedieron a partir de entonces.
Las revelaciones de José Amedo y Michel Domínguez a El Mundo permitieron destapar los GAL: la guerra sucia contra el terrorismo que provocó una treintena de muertos, el asalto a los Fondos Reservados y el secuestro de un inocente. Toda la cúpula del Ministerio del Interior implicada en unos acontecimientos sin precedentes en ningún país democrático. El caso Roldán y el de los Fondos Reservados, fueron sólo otros de los escándalos que protagonizó el Ejecutivo de Felipe González, quien, a pesar de tener que comparecer ante el Tribunal Supremo en un juicio por delitos de terrorismo de Estado, salió finalmente invicto y sin asumir ningún tipo de responsabilidad. Sólo las urnas pasaron factura a un partido totalmente desacreditado.
Veintidós años después de esa victoria de los socialistas, José Luis Rodríguez Zapatero logró, contra todo pronóstico, el triunfo del PSOE. Y lo consiguió gracias al mayor atentado de la Historia de España. El 11-M, y la campaña feroz emprendida por el partido y su terminal mediática en plena jornada de reflexión, llevaron a Zapatero a La Moncloa.