LD (EFE) El ex presidente del Gobierno Felipe González asevera que el que José Luis Rodríguez Zapatero haya afirmado su liderazgo "sin mí", "no sólo lo acepta, sino que lo aplaude", aunque reconoce que le cuesta "un enorme esfuerzo" mantenerse al margen y al mismo tiempo ofrecer su total disponibilidad.
En una entrevista concedida a El País, Felipe González elude entrar a criticar los aspectos que no le gustan de la gestión del actual presidente del Gobierno, que sí haría si hubiera una "oposición sensata", matiza, pero analiza algunas decisiones adoptadas con las que ha estado en desacuerdo, principalmente el Estatuto de Cataluña y cómo se afrontó la tregua de ETA.
Respecto a la tregua, señala que Zapatero pecó de "un exceso de optimismo" y creyó "lo que no se podía creer", que era que los terroristas habían aceptado la separación de las exigencias políticas de su desarme definitivo.
Descartó una nueva negociación con ETA y apuntó que "lo mejor" que le había pasado al País Vasco "se llama Josu Jon Imaz", de quien elogió su posición sobre el terrorismo y quien ha tenido "la posición más clara de todo el espectro político, ¡de todo!".
"Es de las mentes más lúcidas y más valientes que he visto en mucho tiempo", añadió sobre el presidente del PNV y respaldó la manera en que el Gobierno está actuando ahora, después de que ETA rompiera el alto el fuego, porque "es lo que hay que hacer".
En este sentido, recordó su gobierno (1982-1996), con cincuenta muertos, el de Adolfo Suárez, "con setenta y con ochenta" y resulta, dice, que "entonces parecía que ETA tenía menos importancia que la que hoy le atribuyen, cuando ahora está muy debilitada y derrotada" aunque pueda matar.
Esa "importancia" que ahora se le da, añade, "es una manipulación política irresponsable y la diferencia entre la tregua que se decretó con José María Aznar y la que ha vivido Zapatero es que éste, "como se ha visto, no sólo no cedió, sino que no bajó la guardia de la vigilancia" y "este señor Aznar describe lo que él hizo mal y se lo cuelga a Zapatero".
Sobre el Estatuto de Cataluña, indicó que la primera propuesta no le pareció aceptable porque "afectaba seriamente a la cohesión" y el proyecto final le sigue "preocupando" porque le parece "excesivamente reglamentista".
Señala también que este asunto produjo "desconcierto" en el PSOE, un desconcierto que aumentó, dijo, debido a la campaña en contra del PP, pero aún así, Zapatero "ha tenido el partido mucho menos fracturado y menos dividido de los últimos años", incluida su propia etapa.
Además, se mostró convencido de que el anterior presidente catalán, Pasqual Maragall, no le habría planteado un Estatuto como el que se ha aprobado, "ni él tampoco".
En una entrevista concedida a El País, Felipe González elude entrar a criticar los aspectos que no le gustan de la gestión del actual presidente del Gobierno, que sí haría si hubiera una "oposición sensata", matiza, pero analiza algunas decisiones adoptadas con las que ha estado en desacuerdo, principalmente el Estatuto de Cataluña y cómo se afrontó la tregua de ETA.
Respecto a la tregua, señala que Zapatero pecó de "un exceso de optimismo" y creyó "lo que no se podía creer", que era que los terroristas habían aceptado la separación de las exigencias políticas de su desarme definitivo.
Descartó una nueva negociación con ETA y apuntó que "lo mejor" que le había pasado al País Vasco "se llama Josu Jon Imaz", de quien elogió su posición sobre el terrorismo y quien ha tenido "la posición más clara de todo el espectro político, ¡de todo!".
"Es de las mentes más lúcidas y más valientes que he visto en mucho tiempo", añadió sobre el presidente del PNV y respaldó la manera en que el Gobierno está actuando ahora, después de que ETA rompiera el alto el fuego, porque "es lo que hay que hacer".
En este sentido, recordó su gobierno (1982-1996), con cincuenta muertos, el de Adolfo Suárez, "con setenta y con ochenta" y resulta, dice, que "entonces parecía que ETA tenía menos importancia que la que hoy le atribuyen, cuando ahora está muy debilitada y derrotada" aunque pueda matar.
Esa "importancia" que ahora se le da, añade, "es una manipulación política irresponsable y la diferencia entre la tregua que se decretó con José María Aznar y la que ha vivido Zapatero es que éste, "como se ha visto, no sólo no cedió, sino que no bajó la guardia de la vigilancia" y "este señor Aznar describe lo que él hizo mal y se lo cuelga a Zapatero".
Sobre el Estatuto de Cataluña, indicó que la primera propuesta no le pareció aceptable porque "afectaba seriamente a la cohesión" y el proyecto final le sigue "preocupando" porque le parece "excesivamente reglamentista".
Señala también que este asunto produjo "desconcierto" en el PSOE, un desconcierto que aumentó, dijo, debido a la campaña en contra del PP, pero aún así, Zapatero "ha tenido el partido mucho menos fracturado y menos dividido de los últimos años", incluida su propia etapa.
Además, se mostró convencido de que el anterior presidente catalán, Pasqual Maragall, no le habría planteado un Estatuto como el que se ha aprobado, "ni él tampoco".