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Chávez financia grupos separatistas gallegos

La asociación financiada pide "combatir el imperialismo español".

El régimen de Chávez, a través del Ministerio del Poder Popular para Relaciones Exteriores y del Consulado General en Vigo, financió el libro Lo gallego de Simón Bolívar. La obra consta de 20 páginas, y está escrito en gallego reintegrado, un dialecto con muchas influencias del portugués. Lo ha promovido la independentista Asociación Gallega de Amistad con la Revolución Bolivariana. Curiosamente, la asociación citada no reconoce la variante idiomática en la que se ha escrito el libro.

El grupo está formado por independentistas que dicen combatir "el imperialismo español" y la "opresión colonizadora de Galicia". En la contraportada del libro en cuestión, el Gobierno de Venezuela recalca que sus estatutos refuerzan "la lucha antiimperialista y anticapitalista, por la soberanía nacional en el camino del socialismo".

La relación del independentismo gallego y los partidos bolivarianos es estrecha. Según cuenta El Mundo, el integrante del movimiento Popular Democrático de Ecuador Luis Villacís visitó Santiago de Compostela. Más recientemente, el político argentino Néstor Kohan aprovechó su gira para visitar Galicia y el País Vasco. Por su parte, los nacionalistas gallegos también visitan los países "revolucionarios", pero siempre inmersos en un halo de secretismo y opacidad. 

A pesar del apoyo financiero del chavismo, electoralmente el radicalismo separatista gallego continúa siendo marginal. Sin embargo, esta minoría trabaja incesantemente en el interior. Sus actuaciones se multiplican en las vísperas y en el "día da Patria", que se celebra el 25 de julio. Al final de la fiesta autonómica, los radicales acostumbran a quemar una bandera española.

La Universidad, caldo de cultivo para los radicales

Los independentistas reclutan a sus cachorros desde las tres universidades gallegas (U Santiago de Compostela, Universidad de Vigo, y Universidad de La Coruña). Los jóvenes deben realizar misiones de fines de semana. Capitaneados por dos o tres cabecillas leen proclamas marxistas, se instalan en centros sociales y predican lo aprendido. Además, pegan carteles, hacen pintadas, reparten propaganda y publicitan las convocatorias. Si los jóvenes no aceptan "la palabra" enseñada, es despreciado y tachado de "colonizado".

Estos radicales no condenan la violencia. Uno de sus líderes –no identificado por el diario de Pedro J.- asegura que "en Galicia no se dan las condiciones para una guerra, pero otra cosa es la violencia sobre los objetos que puede ser muy eficaz".

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