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La consejera de Hacienda intenta blindar a Griñán en el fondo de reptiles

Aguayo defiende que no tuvo que informar a Griñán porque los informes eran de fiscalización, no de actuación.

El secretario general del PP-A, Antonio Sanz, acusó ayer a la consejera de Hacienda y Administración Pública, Carmen Martínez Aguayo, de "mentir de manera burda y descarada al responsabilizarse de no haberle pasado, cuando ella era viceconsejera de Economía y Hacienda, los informes de la Intervención al entonces consejero, José Antonio Griñán". En estos documentos se advertía de las irregularidades en el pago de las prejubilaciones.

Aguayo, por su parte, defendió que no tiene que "blindar nada que no necesita ser blindado", en alusión a Griñán. Pero resulta extraño que una viceconsejera por su cuenta y riesgo oculte una información de ese calado, informes de la Intervención de por medio, al titular de la Consejería. Aguayo puede haber metido una pata decisiva en su carrera por salvar a su amigo Pepe Griñán.

Aguayo defendía que no tuvo que informar a Griñán de los informes de la Intervención porque eran de fiscalización y no de actuación. Sanz denunció "una estrategia descarada e impresentable para salvar a su jefe y amigo", insistiendo en que la consejera de Hacienda "ha convertido a Griñán en aún más culpable". No obstante, añadió que "por imperativo legal" los informes de la Intervención tenían que llegar al consejero, "algo que no obedecía al deseo o a la voluntad de la viceconsejera de Economía".

Sanz recordó a Martínez Aguayo que la consejera de Presidencia, Mar Moreno, garantizó que la Intervención General de Hacienda había cumplido "escrupulosamente" todos los procedimientos, "por lo que estaba obligada a derivar estos informes al consejero de Economía y Hacienda". "La situación de Griñán se hace por tanto insostenible y cada día está más cercado y es más culpable", apostilló. Griñán "supo, tapó y permitió que se siguiera utilizando el mismo procedimiento, cuando la Intervención advirtió de que se trataba de un procedimiento irregular". Aguayo, añadió, "ha pretendido ser un cortafuegos a la responsabilidad política de Griñán".

Además, le ha pedido los informes de Intervención que ella dice no haber comunicado a Griñán y ni siquiera haberse leído.

El PSOE dice que Aguayo ha desmontado a Arenas

El PSOE usa la figura de Carmen Martínez Aguayo para evitar que el escándalo de los ERE afecte al presidente andaluz. Esto es, la condena de manera inmediata. La secretaria de Organización del PSOE-A, Susana Díaz, aseguró que el presidente del PP-A, Javier Arenas, "busca manchar el honor del presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, y de la Administración", si bien, Martínez Aguayo, ha "desmontado" su teoría.

Según la interpretación de la «número dos» de los socialistas andaluces, Arenas ataca a la actual consejera de Hacienda y Administración Pública porque "ha desmontado de la primera a la última letra cada una de sus mentiras", ya que "se ha demostrado" que los informes de la Intervención General "eran informes no vinculantes que hablaban del procedimiento de la gestión".

Exigencias de dimisión

La razón es que su inmolación en favor de Griñán así lo exige. Si Griñán desconocía los informes internos de la Junta que desautorizaban los fondos de reptiles y modos de proceder irregulares, y fue ella misma quien no se los comunicó a Griñán -siendo subordinada primera de la Consejería de Economía y Hacienda-, entonces ella asume la responsabilidad del escándalo de los ERE y por tanto, debe dimitir.

Para lograrlo, Aguayo ha tenido que convencer a la opinión pública andaluza de que Griñán desconocía ese duro informe porque ha reconocido como suya la decisión de no participárselo al presidente. Esto es, prepara el terreno para "comerse el marrón" como se dice popularmente y asume además un posible horizonte judicial que ya ha llegado al penúltimo consejero de Empleo, Antonio Fernández.

El propio Griñán debería hacerla dimitir de inmediato por dos razones: por ocultarle un informe decisivo, y por haber permitido, sin su conocimiento, que se siguiera operando con procedimientos irregulares. Si no es así, parecerá a todas luces que Griñán está atado de pies y manos por el caso de los ERE.

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