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Las víctimas de ETA, indignadas ante la "execrable" indiferencia de una sociedad "enferma"

Las víctimas de ETA están indignadas ante la indiferencia de Azpeitia tras el asesinato de Uría. Sus amigos jugando a las cartas, las manifestaciones vacías… Las viudas de Ordóñez y Múgica y la hermana de M. Ángel Blanco han querido dejar su testimonio de frustración.

La familia de Uria reabre la capilla ardiente
COMUNICADO ÍNTEGRO DE ANA IRÍBAR
PP, UPyD y Díaz Ferrán, por la expulsión de ANV de los ayuntamientos

Las víctimas de ETA están indignadas ante la indiferencia de Azpeitia tras el asesinato de Uría. Sus amigos jugando a las cartas, las manifestaciones vacías… Las viudas de Ordóñez y Múgica y la hermana de M. Ángel Blanco han querido dejar su testimonio de frustración.
(Libertad Digital) La escalofriante imagen difundida por el diario El Mundo de los compañeros de Ignacio Uría jugando a las cartas, otro ocupando su silla, poco después de ser asesinado por ETA, ha causado indignación en gran parte de la sociedad española. Pero sólo las víctimas se han atrevido a decirlo en voz alta. A expresar lisa y llanamente el "asco" que les produce la indiferencia del Pueblo Vasco ante la barbarie de ETA.

Mapi de las Heras, viuda del socialista Fernando Múgica asesinado en 1996, denuncia una sociedad vasca "absolutamente enferma, dividida, miedosa, cobarde e insolidaria" por su pasividad ante los atentados. Tras la concentración en memoria de Uría, Mapi era pesimista sobre ETA "es un cáncer con el que llevamos cuarenta años" y no mostró sorpresa porque los compañeros de Uría siguieran la partida de cartas sin él. También comentó el motivo de su marcha del País Vasco, "me niego a que con mi dinero el Gobierno vasco pague nada a los asesinos de nuestros seres queridos". Hay una generación de vascos "que no sabe vivir en libertad", sentenció.
 
Por su parte, Ana Iribar, viuda de Gregorio Ordóñez, ha expresado su "rabia" y su "indignación" a través de un extenso comunicado en el que denuncia la "execrable normalidad que acompaña cada atentado en el País Vasco y en el resto de España".
 
En estas líneas, Iribar manifiesta su hastío y asegura no soportar "ese miedo y ese desprecio hacia el sufrimiento de los demás". Según explica "me llena de asco saber que la familia de Ignacio Uría comparte vecindario con los chivatos y los encubridores". Dice Iribar que "la democracia vasca es una mentira, la empatía vasca es otra gran mentira, y hasta que no reconozcamos todos el problema, nada va a cambiar, nada, para nuestra desesperación, nuestra frustración permanente ante líderes frívolos e incapaces". Con extrema dureza, la viuda de Ordóñez dice que somos "la vergüenza de Europa".
 

"Me sigue impresionando escuchar a los vecinos del asesinado relatar lo ocurrido, y no verles la cara, no soporto ese miedo que les hace esconderse; ese miedo y ese desprecio hacia el sufrimiento de los demás. Me llena de hastío escuchar una vez más las palabras de condena de nuestros responsables políticos, escuchar a nuestro presidente del gobierno decir que los etarras se pudrirán en la cárcel, escuchar al lehendakari vasco llamar valientes a los empresarios vascos".

Iribar critica especialmente la actitud de Ibarretxe, quien lamentó el miércoles el asesinato de "uno de los nuestros". "Es el RESPONSABLE de todos nosotros, es NUESTRO presidente, y no puede esconderse entre la, espero, multitud, insisto, escondido entre los suyos. Es como la camorra, a veces la familia terrorista mata  incluso a sus propios miembros del clan, por eso la indignación hoy entre el mundo nacionalista es tristemente mayor.

No contiene su rabia ante la imagen de los amigos de Uría jugando a las cartas minutos después de su asesinato. "Hoy algún medio de comunicación nos mostraba una interesante partida de cartas, la que jugaba a diario Ignacio Uría. Ayer volvió a jugarse. Sin él, pero estoy segura de que ya habrán encontrado repuesto, allí, la vida sigue, con o sin Ignacio, con o sin  atentado. Para qué inmutarse. Tú puedes ser el próximo, así que callandito a casa".

"Yo quiero defender una vez más, primero, mi frustración porque ETA sigue matando,  pero también porque siento que estamos gobernados por líderes incapaces y sin voluntad de trabajar por terminar con el problema del terrorismo; quiero reivindicar nuestro cansancio ante la absurda normalidad con la que se convive en el País Vasco;  no puedo imaginar el miedo con el que los trabajadores de la Y Griega vasca saldrán hoy y los demás día s a trabajar. Toda mi solidaridad desde aquí para todos los trabajadores del País Vasco", dice Iribar.

(Portada del diario El Mundo 04-11-2008. Pinche en la imagen para ampliar)
 
"Un pueblo que sigue su vida como si hubieran atropellado a un animal"
 
También María del Mar Blanco, la hermana de Miguel Ángel Blanco ha mostrado su indignación hacia la indiferencia. Tras condenar y mostrar su solidaridad por el atentado que costó la vida a Ignacio Uría en Azpeitia, lamentó la "imagen de un pueblo que sigue su vida como si un coche hubiera atropellado a un animal". Esa es la idea que afirmó sugerirle el hecho de que anoche sólo diez personas se concentrarán para condenar el atentado en el pueblo natal del fallecido, minutos antes de comenzar la II Mesa Redonda del Terrorismo en la Universidad San Pablo CEU.
 
"Me parece indignante que después de 40 años de terrorismo los familiares de las victimas tengamos que padecer estas situaciones de soledad y aislamiento por parte de la sociedad". "No me lo esperaba, porque creo que si en algo se ha avanzado desde hace unos años, supongo que después del secuestro y del asesinato de mi hermano, es en que una parte de la sociedad vasca, no toda, sí que había tomado una concienciación".
 
Se refirió también a la fotografía en la que aparecían los compañeros de partida de Ignacio Uría horas después del asesinato, ya con un sustituto, continuando la partida. "Por parte de los amigos, me parece que muy poco amigos eran de Ignacio Uría, cuando después de sufrir un atentado, y con decir que era muy majo y que él no pensaba... Pues que con eso tienen todo hecho", aseveró.
 
"Creí que habíamos superado la fase en que el culpable era la víctima"
 
"Yo creí que habíamos superado esa fase en la que el culpable no era el terrorista sino la víctima, pero este nuevo atentado me ha demostrado que no, que todavía hay una parte enfermiza de la sociedad vasca que se niega a condenar los atentados y a ver la inocencia pura y dura de la víctima del terrorismo", que a su juicio "sigue sin culpar al asesino", enfatizó.

María del Mar Blanco mostró su convencimiento de que "la información sobre los movimientos de Ignacio Uría" salió de "cualquier concejal de ese ayuntamiento (el de Azpeitia, gobernado por ANV) o incluso del propio alcalde".
 
Por su parte, otra de las ponentes del seminario, Cristina Cuesta, se refirió también a los compañeros de partida de Uría y atribuyó a una "falta de criterio moral" y a una carencia "de cercanía y del entendimiento del drama" que siguieran jugando a las cartas tras el asesinato del empresario. "Es una forma de acostumbramiento, algo que se ha inyectado inconscientemente porque la sociedad vasca lleva sufriendo el terrorismo 50 años", argumentó.
 
Una respuesta que la portavoz del Colectivo de Víctimas del Terrorismo enlaza a los mensajes de unos dirigentes que "no tienen una estrategia, ni un diagnostico para acabar con el terrorismo", y que a diario "propician mensajes de neutralidad, de entendimiento, incluso para un fin dialogado y negociado". Además, criticó la "tesis del PNV" y de "un lehendakari más preocupado por sus propuestas soberanistas o su apuesta independentista", que postula "vivir como si ETA no existiera".
 
Según Cuesta "el primo de Zumosol, que manda porque es el más bestia. Todo el mundo se preocupa, por medio o por prevención, de enfrentarse a ETA, de mostrar dignidad, porque te juegas la vida, hay que entenderlo", aseguró. "No creo que la sociedad vasca sea más cobarde que la media de los ciudadanos, que los ciudadanos de Murcia. Lo que pasa es que hay una anomalía, siquiátrica incluso, después de tantos años de terrorismo", añadió.
 
"No les importa que hayan asesinado a unas persona"
 
En la misma línea se mostró el presidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo(AVT), Juan Antonio García Casquero. "Diríamos que la sociedad vasca esta adormilada después de tantos años y que parece ser que no le importa absolutamente nada que se cometa un asesinato", dijo.
 
En opinión de García Casquero esto lleva a preguntarse si la sociedad está enferma, si no importa lo que está pasando o si es el miedo lo que les "atenaza" tanto que no puedes ver lo que ocurre alrededor. "Si fuese miedo me imagino que se hubiesen ido a casa, pero el hecho de que se quedasen siguiendo la partida, me indica que no les importa que hayan asesinado a una persona con la que han compartido muchas tardes", sugirió.

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