L D (EFE) Llamazares, en conferencia de prensa, ha hecho oficial una decisión que se dio a conocer este domingo pero que, como ha señalado, llevaba tiempo madurando con el fin de evitar que la IX Asamblea de los días 15 y 16 de noviembre se convierta en una "Asamblea del reproche y del retrovisor", llena de alusiones al pasado. Ha añadido que la decisión no ha estado motivado por la "presión" de sus "adversarios" en el seno de la federación.
Gaspar Llamazares lidera IU desde 2000 y durante estos ocho años la organización ha ido progresivamente perdiendo representación parlamentaria hasta quedar él mismo como diputado, cargo que desempeñará hasta el final de la legislatura pese a su dimisión porque, según ha remarcado, Izquierda Unida debe acentuar su perfil en las Cortes Generales.
Hay "causas internas y causas externas" en el deterioro electoral de IU, ha indicado Llamazares, y a causa de ese análisis él optó por anunciar tras las últimas elecciones generales, el mismo 9 de marzo, que renunciaría a continuar como coordinador general. Permaneció al frente de la federación a pesar de que durante los últimos meses se han hecho más altisonantes las críticas de los sectores enemistados con él, hasta tal extremo que en los pasos previos a la Asamblea, como la elaboración de los censos de militantes o el reparto de delegados que participarán en ella, el bloque "gasparista" se ha quedado en minoría.
Esta es "la razón adicional" que hoy ha aducido Llamazares para explicar su dimisión. "La próxima Asamblea de Izquierda Unida no debe ser una Asamblea del reproche o del retrovisor, sino que debe ser para los ciudadanos y para los trabajadores, para el futuro", ha afirmado antes de recalcar que la defensa, o el ataque, a su informe de gestión de los últimos años suponía comenzar la citada Asamblea con "un flaco favor", ya que se sucederían "los reproches del pasado".
Como el enfrentamiento "no lo merecen los votantes", el aún coordinador general ha decidido anticipar su renunciar al cargo, decisión cuyas consecuencias deben consistir en "el debate sobre el futuro de IU", no sobre las personas, y en la reflexión en torno a una organización "no endogámica que proponga a la sociedad española una salida de izquierdas a la crisis".
Con la dimisión antes de tiempo, Llamazares también despeja "dudas" acerca de si quiere condicionar la Asamblea, lo que no es cierto, ha dicho, o sobre si conserva algún "plan B", lo que tampoco es verdad. Por tanto, el líder de IU asume una determinación concebida para "la refundación" de la federación. Una federación que en los próximos años ha de eludir tanta crítica interna como la que él ha padecido.
"Los límites de la crítica es otra cosa que debemos ver, hay que hacer una organización que sea capaz de equilibrar la crítica, que no lleve a olvidar la amabilidad, así que espero que la próxima Asamblea se desarrolle con amabilidad", ha dicho.
Y ha añadido en otro momento de la conferencia de prensa: "Hay que mejorar la unidad interna y la amabilidad interna. La crítica seguramente tenga que ver con la cultura de la clandestinidad. Debemos ser una organización más unitaria y más amable, ya que así será más permeable para el conjunto de la sociedad".
Llamazares, quien ha indicado que colaborará con el próximo coordinador general, o con la nueva dirección, que escoja IU, ha precisado que no ha adelantado su dimisión del cargo por la "presión" de sus "adversarios", que a lo largo de todo este tiempo, más que mermar sus fuerzas, le han servido de "acicate".
Ha sentenciado que ser coordinador general de IU ha representado la mejor etapa de su vida, que se siente orgulloso de haber hecho política "siempre", fuera para acertar o para equivocarse, y de haber encabezado las movilizaciones contra la guerra de Irak. Asimismo, ha reseñado que la organización cuyo liderazgo abandona "tiene un gran futuro". Llamazares, sin síntomas visibles de emotividad, se ha despedido con un "Viva Izquierda Unida".
Gaspar Llamazares lidera IU desde 2000 y durante estos ocho años la organización ha ido progresivamente perdiendo representación parlamentaria hasta quedar él mismo como diputado, cargo que desempeñará hasta el final de la legislatura pese a su dimisión porque, según ha remarcado, Izquierda Unida debe acentuar su perfil en las Cortes Generales.
Hay "causas internas y causas externas" en el deterioro electoral de IU, ha indicado Llamazares, y a causa de ese análisis él optó por anunciar tras las últimas elecciones generales, el mismo 9 de marzo, que renunciaría a continuar como coordinador general. Permaneció al frente de la federación a pesar de que durante los últimos meses se han hecho más altisonantes las críticas de los sectores enemistados con él, hasta tal extremo que en los pasos previos a la Asamblea, como la elaboración de los censos de militantes o el reparto de delegados que participarán en ella, el bloque "gasparista" se ha quedado en minoría.
Esta es "la razón adicional" que hoy ha aducido Llamazares para explicar su dimisión. "La próxima Asamblea de Izquierda Unida no debe ser una Asamblea del reproche o del retrovisor, sino que debe ser para los ciudadanos y para los trabajadores, para el futuro", ha afirmado antes de recalcar que la defensa, o el ataque, a su informe de gestión de los últimos años suponía comenzar la citada Asamblea con "un flaco favor", ya que se sucederían "los reproches del pasado".
Como el enfrentamiento "no lo merecen los votantes", el aún coordinador general ha decidido anticipar su renunciar al cargo, decisión cuyas consecuencias deben consistir en "el debate sobre el futuro de IU", no sobre las personas, y en la reflexión en torno a una organización "no endogámica que proponga a la sociedad española una salida de izquierdas a la crisis".
Con la dimisión antes de tiempo, Llamazares también despeja "dudas" acerca de si quiere condicionar la Asamblea, lo que no es cierto, ha dicho, o sobre si conserva algún "plan B", lo que tampoco es verdad. Por tanto, el líder de IU asume una determinación concebida para "la refundación" de la federación. Una federación que en los próximos años ha de eludir tanta crítica interna como la que él ha padecido.
"Los límites de la crítica es otra cosa que debemos ver, hay que hacer una organización que sea capaz de equilibrar la crítica, que no lleve a olvidar la amabilidad, así que espero que la próxima Asamblea se desarrolle con amabilidad", ha dicho.
Y ha añadido en otro momento de la conferencia de prensa: "Hay que mejorar la unidad interna y la amabilidad interna. La crítica seguramente tenga que ver con la cultura de la clandestinidad. Debemos ser una organización más unitaria y más amable, ya que así será más permeable para el conjunto de la sociedad".
Llamazares, quien ha indicado que colaborará con el próximo coordinador general, o con la nueva dirección, que escoja IU, ha precisado que no ha adelantado su dimisión del cargo por la "presión" de sus "adversarios", que a lo largo de todo este tiempo, más que mermar sus fuerzas, le han servido de "acicate".
Ha sentenciado que ser coordinador general de IU ha representado la mejor etapa de su vida, que se siente orgulloso de haber hecho política "siempre", fuera para acertar o para equivocarse, y de haber encabezado las movilizaciones contra la guerra de Irak. Asimismo, ha reseñado que la organización cuyo liderazgo abandona "tiene un gran futuro". Llamazares, sin síntomas visibles de emotividad, se ha despedido con un "Viva Izquierda Unida".