A punto están de cumplirse tres años de las últimas elecciones generales, que dieron como perdedor, por segunda vez consecutiva, a Mariano Rajoy Brey. La historia interna del PP a partir de entonces se escribió a base de lunes negros, que vinieron dados por los bandazos ideológicos de quien por tercera vez quería concurrir a los comicios y las voces críticas que reclamaban un cambio o, por lo menos, más democracia interna.
Ahora, las cosas distan y mucho de tan convulso periodo, que no se cerraría hasta las elecciones gallegas y vascas, en las que Alberto Núñez Feijóo ganaría por mayoría absoluta y Antonio Basagoiti se convertiría en la llave para que Patxi López pudiera convertirse en Lehendakari.
Y, entre medias, el aciago congreso de Valencia, en el que Rajoy fue refrendado -mediante el polémico sistema de avales- como presidente del PP. En dicha etapa se fija el escritor Graciano Palomo Cuesta que publica El hombre impasible, una nueva biografía –no autorizada- sobre quien lleva las riendas del centro-derecha.
Tal vez por no contar con el consentimiento del jefe, fueron muy pocos los primeros espadas que estuvieron en la presentación, si bien Esteban González Pons hizo de maestro de ceremonias, y descubrió capítulos hasta ahora inéditos de las jornadas previas a ese cónclave de la ciudad del Turia.
Cuenta el ahora vicesecretario de Comunicación del PP, y serio candidato a ministro-según su entorno-, que tan reducido era el grupo de confianza de Rajoy en esos difíciles días que se componía de cuatro personas más, además del protagonista: Carmen Martínez Castro, su asesora personal; Jorge Moragas, coordinador de Presidencia y relaciones internacionales del PP; José María Lassalle, ideólogo de cabecera y responsable de Cultura; y el propio González Pons. "La banda de los cuatro" les llamaban, según dijo.
Entonces, los críticos eran más que los oficialistas, y así quedó de manifiesto en el transcurso de una comida en un conocido restaurante de Madrid: Allí había "un grupo de unas veinte personas", incluyendo "rostros conocidos", del propio PP "conspirando" y se produjo el encontronazo.
"Oye, ¿Creéis que nos habrán pillado?", les dijo entonces Rajoy a la banda, de camino al reservado del restaurante, sabedor de que estaban en clara minoría.
Una historia, verídica según González Pons, que demuestra que la misión del presidente del PP siempre ha sido "representar a otros y servir a todos"; dotes de un "conservador muy tolerante y tranquilo".
Criticó, en este punto, a los que en esa complicada etapa "desde su despacho y por teléfono sentaban cátedra" sobre lo que había que responder a Zapatero. O a los "inteligentes y estadistas" que "desde fuera y con una cervecita" le decían "entra fuerte y mátalo".
Dos legislaturas, concluyó el portavoz de Génova, que finalizarán con "la cohesión y la seguridad de un equipo que siempre se ha sentido ganador" ya que a Rajoy él confiaría "la tutela" de sus hijos.
Zapatero es presidente "por el 11-M"
Una loa al nuevo PP que también hizo un veterano, Juan José Lucas, actual vicepresidente segundo del Senado. Tras reprochar el autor las críticas, algunas más veladas que otras, que le hace a Aznar, defendió que se decantara por Rajoy como sucesor: "Entonces alguien me dijo que estaba apostando por caballo cojo, pero fue una decisión muy meditada" y "con sentido de estado".
"Era el mejor", concluyó Lucas, que hizo especial hincapié en un capítulo, el de los atentados del 11-M, y en cómo esté influyó en el resultado electoral de 2004, la primera convocatoria a la que se enfrentaba Rajoy: "Pasó lo que todos sabemos. No fue presidente por decisión de la sociedad, muy tarada por determinados medios" y el mazazo terrorista.
El veterano político, que defendió la elección de María Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría como números dos y tres de la formación respectivamente, definió al jefe de la oposición como "un hombre que gana horrores en el cuerpo a cuerpo" una vez supera "su timidez".
¿Va a ser presidente del Gobierno? "Sin duda" contestaron tanto el representante del nuevo PP como del viejo, escenificado en un Lucas que auguró que "el invento no va a resistir más" y tras el batacazo del PSOE en las autonómicas y locales habrá un adelanto electoral para "septiembre u octubre".