Volver a los niveles de empleo de 2004, cuando el Partido Popular cedía el poder a José Luis Rodríguez Zapatero con una España conmocionada, e influencia, por el atentado terrorista del 11-M. Entonces, los niveles de paro no superaban el diez por ciento y el país vivía una etapa de bonanza económica.
José María Aznar "sabía por donde tenía que ir", y por ello Mariano Rajoy se ha comprometido formalmente a recuperar los índices de bienestar de quien le cedió la batuta del principal partido del centro-derecha: "El desempleo por debajo del 10%, y si no al tiempo", anunció el jefe de la oposición, marcando un punto de inflexión en la precampaña.
Cabe recordar que, a día de hoy, el Gobierno central cifra el paro en más del 20%, siendo el dato especialmente demoledor en el colectivo juvenil. Rajoy se compromete no sólo a reinvertir la tendencia, sino a recuperar todo lo perdido en ocho años de zapaterismo.
Lo que no promete ahora es el pleno empleo, proclama que hacía -como también el candidato socialista- cuando concurría a las elecciones generales de 2008.
El "objetivo nacional", también del PP
Rajoy hacía este anuncio en la clausura de la convención municipal que el PP ha celebrado en Toledo, y en la que el líder popular recordaba a sus candidatos que la creación de empleo es "el objetivo nacional" y, por lo cual, también el todos aquellos que engrasan el partido. "Desde todas las instituciones, cada uno desde su ámbito de responsabilidad".
En este sentido, advirtió que "sin empleo no habrá políticas sociales", hilo argumental que le sirvió para recordar que Rodríguez Zapatero ha sido el primer presidente de la democracia en congelar las pensiones, medida a la que el PP se opuso en el Congreso de los Diputados.
Una vez puesto encima de la mesa su diagnóstico, pasó al ataque centrando todas sus críticas en el líder actual del PSOE, Zapatero, y no en sus posibles sustitutos. No mentó a Alfredo Pérez Rubalcaba. "Frente a la incompetencia", dijo, "hay que tener ideas claras, saber a dónde vas y fijar un rumbo", requisitos que -según apuntó- cumple el Partido Popular.
Rajoy volvió al eslogan de la formación para el 22-M -"Más sociedad, mejor gobierno"- y aseguró que "con unas cuantas ideas claras" el país volverá a remontar el vuelo, algo imposible con un Gobierno que presenta medidas de choque semana tras semana.
"Ayer -Zapatero-nos contó otro plan, el enésimo plan", protestó, no sin poner en evidencia que todas sus políticas "han fracasado de una manera estrepitosa". "Ahora nos dice que va a ser austero, que nadie se puede gastar más de lo que ingresa", se mofó.
Tampoco dudó en hurgar en la brecha interna del PSOE y, en consonancia con María Dolores de Cospedal, declaró que "el debate de caras es un cuento" que "no deja de ser una burla" a los españoles: "Estamos para gobernar y no para organizar circos, que es a lo que desgraciadamente estamos acostumbrados".
Los sondeos internos del PP
Sin embargo, más allá de los anuncios preelectorales o de las pullas políticas, la cumbre de Toledo también ha servido de engranaje interno de cara a la cita del 22-M, con unos sondeos francamente espectaculares y que dibujan un mapa nacional bañado por el azul. Rajoy fue clarificador: "Estaremos en la oposición en muy pocos sitios" tras las elecciones.
Más vehemente, Rita Barberá dejó claro el mensaje de guerra del partido de aquí a la cita con las urnas: "¡Que llamen a las urnas y dejen de hacer tanto daño a la gente!", y añadió que los socialistas, tan amantes de salir "de caza mayor", están "aterrados" porque "se les ha metido en su coto un faisán y miles de reptiles".
"El PSOE se cae a pedazos", dijo literalmente Barberá, que llevó a Toledo una encuesta según la cual ganará dos concejales más frente al descalabro de los socialistas. Y es que, pese a que los discursos van por otros derroteros, el PP se ve cada vez más cerca del poder y, en privado, empiezan a repartirse carteras.