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NUEVO MINISTRO DE PRESIDENCIA

Jaúregui: el País Vasco como prioridad

Se confirman las quinielas con Ramón Jáuregui, hasta ahora eurodiputado y a partir de ahora ministro de Presidencia. Sus relaciones con el PNV y su experiencia en el País Vasco pueden haber sido clave para la elección de un Zapatero que busca ahora salvar la legislatura con la negociación.

Se confirman las quinielas con Ramón Jáuregui, hasta ahora eurodiputado y a partir de ahora ministro de Presidencia. Sus relaciones con el PNV y su experiencia en el País Vasco pueden haber sido clave para la elección de un Zapatero que busca ahora salvar la legislatura con la negociación.

En un movimiento sorprendente Ramón Jaúregui fue uno de los cabezas de lista socialistas en las elecciones europeas de hace poco más de un año, pero ahora es rescatado de Bruselas. Su conocimiento del País Vasco parece clave tras el pacto con el PNV y con negociación con ETA de nuevo en la agenda.

No en vano, Jaúregui es ex secretario general del PSE y ex vicelehendakari vasco, y tiene además un notable prestigio como negociador que ganó tanto en sus años en la política vasca como en su paso por la Secretaría General del Grupo Socialista en el Congreso.

Jaúregui es, además, un viejo amigo del nuevo y flamante socio del Gobierno, el PNV, con el que gobernó en coalición en el País Vasco entre 1986 y 1990 y entre 1991 y 1994. Además, su conocimiento de la realidad vasca podría ser también muy relevante de cara a la negociación con ETA, cada día más evidente pese a las muchas ocasiones en las que se niega.

Ramón Jaúregui no sólo ha gobernado con el PNV sino que ha sido tradicionalmente parte del sector del PSE que más cercano se ha sentido del nacionalismo, por contraste con otros líderes como Nicolás Redondo Terreros, que defendió una línea de confrontación más directa con los nacionalistas e incluso el pacto con el PP para desalojar a los de Sabino Arana del poder, algo que con otra retórica ha asumido el actual lehendakari, Patxi López.

Su nombramiento puede leerse también como un reforzamiento político del gobierno, ya que supone la incorporación de un ministro con más experiencia que otros miembros que hasta ahora formaban parte del ejecutivo.

Además, la cartera elegida, sin cometido de gestión real, apunta a que su labor será importante a la hora de dar coherencia y unidad a un Gobierno que, con la bajada en la cuota de poder de Fernández de la Vega, había dado sonoras muestras de descoordinación e incurría frecuentemente en contradicciones.

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