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Rubalcaba ve y escucha a los diputados del PP que preguntan por SITEL

Incidente entre Rubalcaba y Carlos Floriano tras su tenso rifirrafe en la sesión de control. Según Esteban González Pons, el ministro perdió los papeles y buscó por los pasillos al diputado del PP para amenazarle: "Veo y escucho todo lo que haces". Floriano lo ha contado en esRadio.

Incidente entre Rubalcaba y Carlos Floriano tras su tenso rifirrafe en la sesión de control. Según Esteban González Pons, el ministro perdió los papeles y buscó por los pasillos al diputado del PP para amenazarle: "Veo y escucho todo lo que haces". Floriano lo ha contado en esRadio.

Cuando todos los periodistas esperaban nuevas declaraciones sobre la liberación del "Alakrana", Esteban González Pons sorprendió con una rueda de prensa para explicar los detalles de un incidente ocurrido a pocos metros del pleno, donde PP y Gobierno habían vuelto a enzarzarse sobre SITEL y el caso Faisán.

La tensión de la sala se trasladó después a una de las dependencias del Congreso: Alfredo Pérez Rubalcaba se aproximó al propio Pons y a Carlos Floriano, el parlamentario que había preguntado en la sesión de control sobre el sistema de escuchas, para pedirles que dejaran de hacer oposición con Sitel.

Según explicó Pons, el ministro del Interior instó a ambos a acompañarles al salón de los Pasos Perdidos y allí Rubalcaba “perdió los papeles”. El ministro, explicó, llegó a amenazar a Floriano: “veo todo lo que haces y oigo todo lo que dices”. También exigió a ambos que dejaran de hablar del sistema de escucha: "O os calláis, o vais a los tribunales". Pons añadió que insultó también a Floriano y aclaró que todo terminó cuando el presidente del Congreso, José Bono, se acercó para llevarse al ministro del Interior.

Pons no aportó más detalles ante los estupefactos periodistas que cubrían la rueda de prensa. Pero sí denunció, recordando también lo vivido en el hemiciclo, que Rubalcaba, a la vista de los hechos, “no está en condiciones de ser ministro del Interior” y exigió su cese.

Para el PP, este ha sido uno de los “días más negros” en el Parlamento. Respecto a posibles medidas del partido, como una demanda, Pons lo descartó y encuadró lo ocurrido en el ámbito político. Sí subrayó que no puede hacer ese tipo de amenazas “una persona que tiene a la Policía detrás”, por lo que insistió en que Rubalcaba debe dejar su cargo. De momento, añadió, “nadie ha pedido disculpas” aunque apuntó que sí está disculpado “como persona”.

Floriano, el protagonista de los hechos, apuntó después los detalles que Pons, arropado por Soraya Sáenz de Santamaría y José Luis Ayllón, no había dicho a los periodistas. El diputado reveló que, en concreto, Rubalcaba le llamó “paranoico” y confirmó la tensión vivida entre los tres parlamentarios. El ministro llegó a encararse con los dos políticos. Sobre Bono, apuntó que su actuación fue la de un amigo que auxilia a otro cuando ve “que está metiendo la pata”. Según el popular, el presidente del Congreso insistía al ministro del Interior: "Alfredo vámonos, Alfredo vámonos".

La escena no pudo ser seguida en su totalidad por nadie pero sí había algunas personas cerca de la zona donde Rubalcaba abroncó a los populares. Uno de los testigos de los hechos explicó a LD que, en los comienzos de la discusión, Rubalcaba espetó a Floriano y Pons que sus acusaciones sobre SITEL eran “una falsedad” y que no iba a hacer una ley orgánica en el momento en que se lo exigieran ellos. “No nos puedes pedir que callemos”, contestaron los populares. Después, se retiraron a un lugar más apartado y pudieron oírse los gritos de Rubalcaba que, en efecto, perdió los nervios ante los dos diputados. Otra persona pudo observar a los tres discutiendo, en "elevado tono" y gesticulando. Mientras Rubalcaba exclamaba que no iba a aceptar las acusaciones sobre escuchas, los populares respondían, según esta versión, que ellos tampoco estaban dispuestos a consentir un "tono de amenaza".

Rueda de prensa

Con todos los periodistas haciéndose eco del incidente en los pasillos del Congreso, Alfredo Pérez Rubalcaba no tuvo más remedio que dar su versión con una rueda de prensa convocada unos minutos después. El ministro, visiblemente incómodo, alegó que "lo más grave" es que la oposición diga que el Gobierno está espiando y les instó a "ir a los tribunales. "Nadie espía a nadie, pueden estar tranquilos", apuntó.

Tras repetir lo que había dicho dentro sobre Sitel, Rubalcaba tuvo que volver a referirse, ante las insistentes preguntas de los periodistas, al incidente. Cuando se le preguntó si le había espetado a Floriano que ve y oye "todo lo que dice", alegó que se referió a que veía y oía lo que decían en los medios. "Os escucho en las radios y en las teles", dijo que fue su frase. Allí, en los medios, insistió, los populares acusan al Gobierno de espiar a la oposición. Y ese, y no otro, fue el sentido de sus palabras, según su versión.

El ministro del Interior tachó también de "solemne estupidez" las acusaciones de los populares. "Siempre que alguien acuse al Gobierno de escuchar a la oposición diré que es falso. No lo hemos hecho", apuntó. "Están mintiendo en lo gordo y en lo menos gordo", zanjó. Sobre el mayor o menor grado de tensión en la discusión, Rubalcaba sí reconoció que la conversación fue "tensa". Pero negó un comportamiento agresivo: "La discusión fue firme. Suelo ser una persona moderada". 

Se enfada con la pregunta de esRadio

En la interminable rueda de prensa en la que el Rubalcaba público trataba de desmentir al Rubalcaba privado, el ministro volvió a perder los nervios. La corresponsal parlamentaria de esRadio, Ketty Garat, insistió en preguntar por el asunto. Basta escuchar la reacción del titular de Interior.

El otro protagonista de los hechos, el "mediador", José Bono, también dio a los periodistas su versión de lo ocurrido. Aseguró que no percibió que hubiera falta de respeto la conversación del ministro con Pons y Floriano.

A su juicio, fue una discusión "normal" de las que suceden en el Parlamento y su intervención en la misma se debió a que había quedado para tomar un café con el ministro, no porque se viera obligado a tener que deshacer esa reunión.

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