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PSOE y Gobierno alimentan la campaña guerracivilista contra el Tribunal Supremo

Lejos de respaldar a uno de los poderes del Estado, Gobierno y PSOE se han lanzado en tromba contra el Supremo, justificando el acto guerracivilista en la UCM. Sebastián ve "restos del franquismo" y López acusa a los jueces de "pervertir" la acusación popular. Rajoy pide la dimisión de Zarrías.

El ministro de Industria llegó a decir que aunque España es ya una democracia "sólida", en nuestro país siguen existiendo "restos del franquismo" y apostó por combinar el respeto a la libertad de expresión con el respeto a la Justicia. A raíz de las declaraciones del ex fiscal Anticorrupción Carlos Jiménez Villarejo, quien sostiene que el Tribunal Supremo se convierte en un "instrumento al servicio de la actual expresión del fascismo español" al actuar contra el juez Baltasar Garzón por intentar investigar las desapariciones del franquismo, a Sebastián se le preguntó en los pasillos del Congreso si cree que el franquismo sigue siendo una amenaza para las instituciones.

Miguel Sebastián señaló que "Franco murió pero aún hay restos del franquismo" en España, pero, en cualquier caso, recalcó que nuestro país es una "democracia muy sólida con unas instituciones muy sólidas". Respecto al acto de apoyo al juez organizado ayer por los dos sindicatos mayoritarias, el titular de Industria aseguró que "hay que respetar la libertad de expresión como también hay que respetar el proceso y ser muy respetuosos con la Justicia".

El lehendakari, Patxi López, afirmó que "algunos" jueces "avalan la utilización perversa de uno de los grandes logros del sistema democrático: la vía de la acusación popular". López se ha referido así, en una entrevista en Radio Nacional, recogida por Efe, a las acusaciones populares que impulsan el proceso contra el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón, que mantuvieron el caso Egunkaria o que le sentaron en el banquillo de los acusados a él mismo junto al ex lehendakari Juan José Ibarretxe por mantener reuniones con dirigentes de Batasuna.

Se ha referido al proceso que Manos Limpias y Falange Española han iniciado contra Garzón por su investigación de los crímenes del franquismo y ha apuntado que en esta tramitación judicial "hay un doble rasero; hay demasiada connivencia con quien acusa", según ha indicado, aunque ha resaltado que "hay que esperar a que se pronuncie la Justicia". La acusación popular, según ha dicho, es "una de las grandes conquistas de la democracia" porque permite al ciudadano "defenderse de los poderosos y, si es el caso, del Estado", y ha criticado que "sindicatos fascistas de extrema derecha utilicen esa vía para mantener conflictos en la Justicia".

 

También fue interrogada sobre las declaraciones de Jiménez Villarejo la ministra de Sanidad y Política Social, Trinidad Jiménez, quien se remitió a la posición expresada por el Ejecutivo sobre el procedimiento abierto contra Garzón. Jiménez, que precisamente es sobrina del ex fiscal Anticorrupción, se limitó a recordar que el Gobierno ya ha dicho en reiteradas ocasiones que hay que "respetar en todo momento las decisiones del Tribunal Supremo". Sin embargo, este mismo martes sí defendió las palabras de Jiménez Villarejo.

Por su parte, el titular de Fomento y vicesecretario general del PSOE, José Blanco, insistió en que hay que "mirar para el futuro", pero también "reparar la memoria del pasado". "Por eso me cuesta mucho trabajo entender y comprender que los falangistas sienten en el banquillo a aquel que ha tratado de recuperar la memoria de los que sufrieron la dictadura", dijo, en referencia a Garzón.

De su lado, el ex ministro de Justicia y presidente de la Comisión de Política Territorial del Congreso, Mariano Fernández Bermejo, defendió que cada uno tiene derecho a expresarme "como quiera", subrayó la conveniencia de esperar a ver qué es lo que decide el Supremo y apeló a la responsabilidad "de todos". "Mucha prudencia y mucha responsabilidad", enfatizó.

Desde el PSOE, la responsable de Política Internacional, Elena Valenciano, apuntó que España asiste estos días a "una especie de revival" que no considera "adecuado para la sociedad española". A su juicio, "cualquiera de los elementos que se están utilizando para resucitar viejos fantasmas son perfectamente prescindibles".

"Todos tenemos que se sensatos, tener la capacidad de dejar que la gente se manifieste libremente porque son opiniones de ciudadanos libres y combinar esto con el respeto a la decisión de los tribunales. Es tan sencillo como eso, pero entiendo que haya sensibilidades que se hayan sentido heridas", resumió

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