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De palabras, términos, semántica… y silencios

En un episodio que recuerda el paso del famoso "OTAN de entrada no" al "por España sí", este martes se ha fraguado el famoso trasvase del Ebro, algo que Zapatero rechazó durante años. De su declaración en Aragón en la que prometió que mientras fuera presidente del Gobierno no habría "trasvase", hemos pasado a algo que nadie desde el Gobierno se atreve a llamar "trasvase". Eso, según la ministra Espinosa, porque son sólo "cuestiones técnicas".

(Libertad Digital - M.H.H) Primero fue De la Vega la que se esforzó por evitar la palabra "trasvase". Pensaría que se parecería demasiado a las propuestas presentadas en su momento por el PP (con el Plan Hidrológico Nacional) que ya tenían financiación de la UE y que solucionaría en gran medida los problemas del agua. La vicepresidenta buscó muchos términos pero acabó diciendo que lo que en realidad importaba era que habría una provisión de recursos hídricos "más allá de nombres o de semántica". Ahora habrá trasvase pero no con dinero de la UE, sino de todos los españoles.
 
Este martes fue el turno del ministro Corbacho. En una de sus primeras intervenciones después de prometer su cargo dijo que no era un "trasvase en toda regla". Es decir, dejaba entrever que sí es un trasvase pero "no tanto". Un "minitrasvase", un "semitrasvase", una minucia de trasvase. Por eso, no se puede hablar de un "trasvase en toda regla".
 
ERC también ha dado su opinión. Después de rechazar el PHN a través del "Compromiso por el Ebro", ahora lo acepta. Eso sí, pide que después se destruya uno de los tramos de la instalación para que no queden "dudas". ¿Sólo un tramo? Su socio en el Gobierno tripartito de Montilla, el PSC, no está de acuerdo. Pese a que también se opuso a cualquier trasvase propuesto por el PP –cuestión de mantener el Pacto del Tinell–, ahora lo acepta y que cuando ya se haya usado no se desmonte para que "en el futuro el agua pueda circular, si es necesario, en ambos sentidos". Y claro, otra vez puntualizaciones semánticas. No es un trasvase. Se trata de "captaciones puntuales de agua".
 
Después de firmar el acuerdo, la ministra de Medio Ambiente destacó que se trata de una medida "provisional" y de "emergencia" que no "restará ni una gota más de agua del río" ni menoscabará su caudal. De "trasvase" nada. Además, hizo una comparación que para ella debió resultar divertida: "Se trata de recuperar que se pierde. Es como llevar Coca-Cola en una botella perforada y la pierdes". Pues eso, el agua para Espinosa es como la burbujeante Coca-Cola.
 
Es decir, NO HAY TRASVASE. Ni para el Gobierno, ni para el tripartito. Pero parece ser que tampoco para el Gobierno de Aragón. Su presidente, Marcelino Iglesias, fue uno de los grandes abanderados de las marchas en contra del trasvase. Pero ahora, olvida las promesas de Zapatero, y guarda un disciplinado silencio (a este miércoles 9 de la mañana). Pero por otro lado, desde el PP tampoco hay mucha reacción. Camps y Valcárcel han anunciado marchas pero el resto también ha preferido callar.

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