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Gallardón: "Ha triunfado Doña Cuaresma, la del gesto agrio y estricta conducta"

El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, enterró este miércoles la sardina y, con ella, todas sus "zozobras y quebrantos", dando por finalizado el Carnaval 2008 y admitiendo el triunfo de Doña Cuaresma, "la del gesto agrio y estricta conducta".  El alcalde, que por la mañana coincidió en un acto con Esperanza Aguirre con la que intercambió un frío y escueto apretón de manos, lanzó varias insinuaciones, como su pesar por la "fugacidad de la política".

Frío apretón de manos entre Aguirre y Gallardón

El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, enterró este miércoles la sardina y, con ella, todas sus "zozobras y quebrantos", dando por finalizado el Carnaval 2008 y admitiendo el triunfo de Doña Cuaresma, "la del gesto agrio y estricta conducta".  El alcalde, que por la mañana coincidió en un acto con Esperanza Aguirre con la que intercambió un frío y escueto apretón de manos, lanzó varias insinuaciones, como su pesar por la "fugacidad de la política".
L D (Europa Press) "Enterremos ya a la sardina y, con ella, todas nuestras zozobras y quebrantos, que no hay mal que por bien no venga", proclamó el regidor ante los 70 miembros de la Alegre Cofradía del Entierro de la Sardina presentes en el acto, que tuvo lugar en el Patio de Cristales de la Casa de la Villa y tras el que le regalaron un broche de plata con forma de sardina.
 
En un discurso melancólico, como requería el solemne acto, Gallardón se preguntó: "¿qué fue de las alegrías pasadas? ¿Qué se hizo de las chirigotas y las chanzas? ¿Dónde quedan los proyectos y los sueños, cuya zozobra ni siquiera la solemnidad de este Patio de Cristales puede disimular?". "Se fueron en un soplo, como ceniza de miércoles. Ha triunfado Doña Cuaresma, la del gesto agrio y estricta conducta", concluyó.
 
Además, lanzó varias insinuaciones, como su pesar por la "fugacidad de la política". "No ha transcurrido ni una semana desde que yo mismo cediera las llaves de la ciudad a su majestad Carlos IV en la Plaza de la Villa y ya Don Carnal ha perdido la batalla contra Doña Cuaresma", recordó, opinando que a él, personalmente, no le parecía un mal Gobierno el de Don Carnal. "Aunque sólo sea porque por unos días me han dado un respiro", bromeó. "¡Cuántas vueltas da la vida y qué imprevisibles son, en medio de la mudanza, los sentimientos, capaces de regalarnos un destello de ilusión en un momento difícil o de refrenar el optimismo con un punto de inquietud!", añadió.
 
Sin embargo, el alcalde no quiso dejar marchar a los cofrades sin darles ánimos para sobrellevar su pena. "Una cosa hay que agradecer a Don Carnal, Doña Cuaresma, la Tarasca y los matachines: que nos han ayudado a demostrar, otra vez, que Madrid es la mejor cuando de combinar tradición y modernidad se trata", indicó. Además, aprovechó la coyuntura para hacer un poco de publicidad de sus propios proyectos estrella. "Vais a enterrar a la sardina a la vera de nuestro Manzanares, aunque no sé si es para vosotros consuelo que repose en la más magnificente zona del nuevo Madrid, un río renacido que será nuestra imagen ante el mundo", puntualizó el primer edil.
 
"Pero el carnaval es catarsis. Y ahora, hecha la limpieza, ventiladas las estancias del alma, satisfechas las expansiones emocionales, toca entrar en un tiempo de entereza y contemplación", vaticinó, como si hablara de sí mismo, finalizando con un mensaje de ánimo casi profético: "No os deis a la melancolía: sabemos que su victoria es pasajera porque, en el peor de los casos, representa sólo la mitad de la vida". El cofrade mayor, por su parte, agradeció a Gallardón que sea "un mantenedor de la fiesta, y no como el alcalde de Alcobendas, que ha prohibido la fiesta y seguro que la gente lo mira mal" y propuso adaptar los versos de "sardina, te vamos a enterrar" para el himno nacional. "Seguro que nadie pondría pegas y así estarían unidos por fin todos los españoles por un manjar tan suculento como la alegre y noble sardina", concluyó.

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