Menú
LD (V. Gago) Los cantantes de Zapatero son los de toda la vida. Su espectáculo benéfico a favor de cualquier variedad de populista y/o tirano es un clásico, como las cenas de antiguos alumnos o las burbujas de Freixenet, pero en versión geriátrica. Bosé (1956), Sabina (1949), Víctor Manuel (1947), Soledad Giménez (1963), Serrat (1943) y Ana Belén (1951) suman la friolera de 339 años. Eso, sin contar a Concha Velasco, que encabeza el vídeo y cuya edad sería indecoroso revelar, aunque sólo sea por respeto a su interpretación de Teresa de Jesús en la inolvidable serie de Josefina Molina
 
Para que luego digan que los viejos sólo votan al PP. Algo de eso hay, pero sólo entre los que no son millonarios. Los viejos del Abono Transportes votan al PP porque alguien tiene que ir a votar los domingos en este país, al fin perfectamente canovista. Y, claro, puestos a regular la alternancia entre quienes les han estafado con las pensiones de reparto y quienes, consumada la estafa, al menos se las garantizan, lo tienen claro. Son viejos, pero no imbéciles. Si fuera por los viejos que no cantan, siempre ganaría Rajoy.
 
El problema, para el PP, es cuando a la muchachada le da por desperezarse en el sofá, un domingo electoral cualquiera. La cosa puede empezar con un SMS y acabar como en Los chicos del maíz. El populismo se sostiene en los domingos aburridos de los niños-tiranos.
 
Se entiende que, desde la izquierda, ya se esté proponiendo bajar a 16 la edad de votar. Será la próxima causa de los "derechos de ciudadanía", si gana el principito de los niños. Al tiempo. Sin el aplauso de la muchachada de esta generación acrisolada en las aulas de la LOGSE y de la próxima, prohijada en las de Educación para la Ciudadanía, sin ese aplauso lenitivo y pringoso de Cheetos, no hay canciones, ni canon, ni bocado a los presupuestos. Se acaba la alegría.
 
La contribución de la gente del entretenimiento al bien común es una alegría desbordante. Un país puede progresar sin las víctimas del terrorismo, pero la alegría, que no falte. Se puede negociar con ETA después del asesinato de dos obreros ecuatorianos y se puede engañar a los ciudadanos, sin perder por ello la alegría de nuestro arte. Los familiares de los guardias Fernando Trapero y Raúl Centeno tienen que estar muy alegres con los cantantes de Zapatero.
 
Schiller dedicó a la alegría una oda petarda que Miguel Ríos convirtió en aquel responso masónico que empezaba: "Escucha, hermano, la canción de la alegría...", digno del hilo musical del box de Urgencias del Doctor Montes. En Eurasia, en Eastasia y también en Oceanía, la alegría es una cosa muy importante y digna de inspiración. Qué hubiera sido de España sin la alegría, después del 11-M. A qué simas de jovellanesca melancolía nos hubiese precipitado la búsqueda de la verdad, de no ser por nuestros alegres y nunca bien pagados cómicos de la legua.
 
Cosa distinta es que la muchachada vaya a volver a la facultad el próximo lunes, después de vadear los exámenes del primer cuatrimestre, luciendo el monóculo circunflejo y mefistofélico de Zapatero, igual que Ana Belén y su marido. Otro cantar es que la peña vaya movilizarse el próximo 9-M porque se lo pida esta alegre pandilla de pensionistas millonarios y achacosos –el que no ha pasado por un fuerte constipado, ha tenido artritis de páncreas– sin sentido del ridículo. Hay que respetar el ocio de los mayores; no digamos, su negocio, para el que los cantantes de Zapatero siguen teniendo una vista de jóvenes castores, cuando no hocico de bebés piraña. Pero, siendo realistas, la alegría de los Chicos de Oro no colapsará las descargas en Itunes ni hundirá las ventas de la Wii.
 
Si los jóvenes vuelven a votar al PSOE el próximo 9 no será por Concha Velasco, ni por Juan Echanove, ni por Suso de Toro, ni por el Doctor Montes, ni por Judith Mascó, a la que siguen llamando "modelo" en los teletipos, sin duda, por ese prejuicio típicamente socialista que indica no decir la verdad a los niños y a los mayores. Ni siquiera votarán a Zapatero porque se los pida Gregorio Peces-Barba, otro de los fijos en el manifiesto de la alegría con Prozac.
 
Si llega a salir Calamaro en el vídeo, la cosa habría tenido tintes dramáticos, no para Rajoy, sino para los amantes de la creatividad. O Nacho y Alaska, de Fangoria. O Mario y sus Nancy Rubias. O la adorable Mala Rodríguez. O Vanexa, la revelación del cabaret. Cualquier experiencia personal que demuestre la teoría de la evolución, asociada a un vídeo del PSOE, habría supuesto una seria refutación del saber humano.
 
Si los veinteañeros se quedan en casa o siguen votando de carrerilla al PSOE será, fundamentalmente, porque los políticos del PP se han rendido en la decisiva batalla cultural sin ni siquiera darla. Juan Costa ha matizado este viernes el contrato de integración de Rajoy con los inmigrantes: en Ceuta y Melilla, ha dicho el director del programa electoral del PP, se podrá llevar el velo al colegio porque "allí no es un signo de sumisión". 
 
El campo de la cultura,  los valores y las costumbres es exactamente el punto de agarre de la izquierda a la sociedad, y donde los políticos liberales de esta generación renuncian a entrar.¿Han leído en la guardería del PP el estudio que el profesor José Ignacio Wert hizo para FAES sobre las tendencias del voto juvenil en España durante la etapa constitucional? Se trata de una pregunta retórica, como casi siempre que "leer" y "políticos" van en la misma frase.
 
José Luis Cuerda ha pedido el apoyo a Zapatero para evitar que gane el PP, esa "turba mentirosa y humillante". 
 
Precisamente, Góngora habla en su Polifemo de la "infame turba de nocturnas aves, / gimiendo tristes y volando graves". Son las bandadas de murciélagos que salen de la cueva del gigante. También se refiere a los bichos del mal bicho enamorado [el peor de todos es siempre el bicho sentimental] como la "guarnición tosca de este escollo duro". Su papel y su canción en la caverna es añadir oscuridad a la oscuridad. Mira por dónde.

Temas

En Sociedad

    0
    comentarios