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El juez Fernando Andreu ordena detener a cuarenta ruandeses por el genocidio de cuatro millones de personas

El juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu ha ordenado la detención de cuarenta militares de Ruanda por los delitos de genocidio y terrorismo, a los que acusa de la muerte de cuatro millones de ruandeses en los noventa y del asesinato de seis españoles, seis misioneros y tres civiles. Andreu no ha podido procesar al actual presidente del país africano, Paul Kagame, porque, como jefe de Estado, tiene inmunidad de jurisdicción y de ejecución, pero existen "sólidos indicios" de su implicación en estos delitos de lesa humanidad.

El juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu ha ordenado la detención de cuarenta militares de Ruanda por los delitos de genocidio y terrorismo, a los que acusa de la muerte de cuatro millones de ruandeses en los noventa y del asesinato de seis españoles, seis misioneros y tres civiles. Andreu no ha podido procesar al actual presidente del país africano, Paul Kagame, porque, como jefe de Estado, tiene inmunidad de jurisdicción y de ejecución, pero existen "sólidos indicios" de su implicación en estos delitos de lesa humanidad.

LD (EFE) El responsable del Juzgado Central de Instrucción número 4 de la Audiencia Nacional, Fernando Andreu, ha cursado órdenes de detención internacional contra cuarenta militares de Ruanda acusados de genocidio, crímenes contra la humanidad y terrorismo. A los buscados se les considera responsables del asesinato de más de cuatro millones de ruandeses y nueve españoles (seis misioneros y tres civiles).

El auto de procesamiento señala que no se puede procesar al actual presidente del país africano, Paul Kagame, porque como jefe de Estado tiene inmunidad de jurisdicción y de ejecución, pero existen "indicios racionales de criminalidad". En cambio, a los acusados se les acusa de tomar el poder por la fuerza e instaurar un régimen de "terror", "realizando horrendos crímenes" contra la población civil, la mayoría refugiados hutus ruandeses y población congolesa.

Según Andreu, la estrategia de exterminio culminó "bajo el pretexto de razones de seguridad, con la invasión y conquista" del Congo. Entre esos crímenes, Andreu les responsabiliza del asesinato de seis religiosos españoles y de tres cooperantes de Médicos del Mundo, unas muertes que sucedieron entre 1994 y 2000 en los campos de refugiados donde trabajaban.

Este fue el caso del padre Joaquín Vallmajó, apresado por el Ejército Patriótico Ruandés (APR) y cuyo cuerpo aún no ha aparecido, quien había denunciado las matanzas y persecuciones contra los hutus. También fueron asesinados cuatro misioneros maristas en noviembre de 1996, diez días después de que uno de ellos, el padre Servando, pidiera ayuda para los refugiados a través de la cadena COPE. Los tres cooperantes de Médicos del Mundo, que trabajaban en el campo de Mugunga y habían sido testigos de varias matanzas, fueron ametrallados el 18 de enero de 1997.

De los testimonios aportados al juez por los 22 testigos -todos protegidos menos uno- se deduce que para asesinar a personas de raza blanca era necesaria una orden de la cúpula militar, como así ocurrió con los cooperantes españoles, cuya muerte se decidió en una reunión de este tipo, de acuerdo con lo que declaró un asistente a esa cita.

El genocidio de Ruanda, en el que más de cuatro millones de personas resultaron muertas o desaparecidas, tiene ejemplos tan macabros, según consta en el auto, como el sucedido el 23 de abril de 1994, día en el que unas 2.500 personas fueron concentradas en el estadio de fútbol de Byumba, donde se les lanzó granadas desde el exterior. Una vez rematadas por los soldados, sus cuerpos fueron enterrados en el Parque Nacional de Akagera.

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